jueves

El sabor agridulce del encuentro de Badajoz/Elvas, interesante editorial de El Trapezio

Pablo González Velasco escribe hoy en El Trapezio, un interesante editorial, que en líneas generales concuerda con el espíritu de lo que ayer indicábamos en RBT, en nuestra crónica :
https://www.riasbaixastribuna.com/2020/07/estrenado-en-badajoz-y-elvas-el-nuevo.html

Con la debida venia y por interés que tiene en el contexto de las relaciones fronterizas y España/Portugal, reproducimos a continuación el muy interesante artículo de nuestro colega González Velasco. Dice así :

EDITORIAL: Nuevo fracaso de la diplomacia ibérica tras 107 días de fronteras cerradas.

EL TRAPEZIO explica las razones del perfil bajo del Encuentro Hispano-Luso de Badajoz-Elvas.
El Encuentro Hispano-Luso de Badajoz-Elvas nos ha dejado un sabor agridulce. Dulce por el reencuentro y los beneficios de la reapertura; pero agrio porque, a lo largo de los 107 días de fronteras cerradas, ambos Gobiernos han tenido suficiente tiempo para elaborar y firmar nuevos compromisos ibéricos, y no lo han hecho. Finalmente, lo que han organizado es una ceremonia absurda y vacía, basada en escucharse mutuamente los himnos.
Algo raro estaba sucediendo desde el momento en que el gabinete de comunicación de La Moncloa no divulgó la programación del acto institucional hasta el final de la tarde del día anterior. Y no se trató de una incompetencia del área de comunicación institucional, sino de una guerra diplomática soterrada que ya tiene varios capítulos, aunque los medios de comunicación generalistas la desconozcan. Hay una excepción en ese sentido, y es el Correio da Manhã, que tiene una gran exclusiva, conseguida por João Carlos Rodrigues, donde afirma que “Espanha cortou a festa para reabrir frontera. António Costa queria cerimónia com pompa e circunstância mas Pedro Sánchez, o homólogo espanhol, não aceitou”. Es decir, el perfil bajo de este encuentro se debe a una “guerra diplomática”. Por eso no se ha celebrado el “almuerzo” previamente anunciado en agencias de noticias portuguesas. Almuerzo cancelado por el presidente del Gobierno español en nombre de un compromiso de agenda no declarado. Lo que apuntala la tesis de la guerra diplomática. También es justo reconocer que un hipotético perfil alto del encuentro, como deseaba Costa, sólo tendría sentido si tiene nuevos compromisos.
Se trata, por tanto, de una venganza española de la venganza portuguesa de los 10 días adicionales de frontera cerrada (en relación al resto de Europa) por las declaraciones de la ministra española de Turismo, anunciando unilateralemente la reapertura de La Raya. Hay que decir que la diplomacia española ha cedido un poco sobre la marcha del acto institucional, realizándose una rueda de prensa “no prevista” en Elvas. Esperemos que este gesto sirva para cerrar ya este capítulo bochornoso, y que ambos Gobiernos sean creativos y establezcan un cauce institucional para mantener una coordinación ibérica permanente y privilegiada.
Entre las declaraciones de Pedro Sánchez cabe destacar su reconocimiento a Costa cuando este se solidarizó con España en los momentos críticos de la pandemia y de los debates en el seno de la Unión Europea. El presidente del Gobierno español ha expresado su deseo de que “jamás vuelvan a cerrarse las fronteras”. Por parte de Antonio Costa ha afirmado que: “é um reencontro entre vizinhos, que são irmãos e amigos. A pandemia ofereceu-nos uma visão de um passado ao qual não queremos voltar: um continente de fronteiras encerradas. Espanha e Portugal devem ser atores de primeira linha na construção de uma Europa cujo modelo económico e social reforce a convergência e que, mais do que esperanças, dê certezas a todos”.
La reapertura de fronteras no significa volver al punto anterior del cierre de las mismas. El servicio ferroviario del tren Lusitania Express no se ha reestablecido, y parece que se va a aprovechar la coyuntura para sacrificarlo. Igualmente, poco reconfortante ha sido la entrevista de António Costa a La Vanguardia. El primer ministro luso quiere evitar que las conexiones ferroviarias ibéricas se centren sólo en unir a las capitales de ambos Estados, pero tampoco propone recorridos ferroviarios (no radiales) concretos desde el Puerto de Sines hasta Europa Central. Habla de las conexiones de Oporto con Galicia y del Algarve con Sevilla, que sin duda son importantes, pero, dentro de los 1214 kilómetros de frontera, en toda su fachada oriental, hay una necesidad de conexiones fronterizas que no tienen que ver necesariamente con Madrid, como son Castilla-León, Extremadura o la Raya Seca Gallega (donde llegará en breve el AVE). ¿Por dónde quiere el primer ministro António Costa conectar Portugal con Barcelona o con el Corredor del Mediterráneo evitando Madrid? ¿Una posible conexión Badajoz-Puertollano-Valencia? Es una opción. ¿Y la conexión con Francia? ¿Quiere priorizar la conexión por Hendaya atravesando Castilla y León? Nada de esto aparece en la entrevista. Y la verdad es que cualquiera de estos caminos ferroviarios necesariamente corta con trayectorias de la red ibérica de alta velocidad, que conectan con el centro de la Península. Por tanto, debemos deducir que António Costa “escurre el bulto”, en el sentido que posterga conscientemente un debate que todavía no está maduro en Portugal por tabús económicos y nacionalistas.
Y muchos de los que no conocen el tema son engañados ante el teatro de la felicidad del reencuentro entre hermanos, que hemos presenciado en Badajoz y Elvas. Pero, en realidad, por ambas partes, hay una guerra diplomática soterrada (de baja intensidad) y una falta de prioridad política para mejorar las conexiones ferroviarias de todo tipo, entre España y Portugal, además del propio veto portugués del Lisboa-Madrid (a pesar de su rentabilidad). Pura escenificación, denunciada por diversos componentes que participan del Foro Cívico Ibérico, impulsado por EL TRAPEZIO. La única esperanza que nos queda es la Estrategia común de desarrollo transfronterizo, que negocian ambos Gobiernos, para la Cumbre Ibérica de octubre/noviembre en Guarda.