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Estrenado en Badajoz y Elvas el nuevo film "LOS CUATRO", historia de una deslavazada reapertura de frontera

Era la tarde del día 30, cuando el presidente de la República portuguesa, Marcelo Rebelo de Sousa, se presentó junto a un muy escaso séquito en la ciudad de Elvas. Llegó antes del día 1 de julio.
Marcelo, en la popularidad que tanto le acompaña, se mostró afectivo y locuaz, como siempre, pese a la máscara esta vez, con los vecinos de la ciudad fronteriza que le salieron al paso, en el paseo que dio antes de cenar en el último día de junio del año de la peste. Luego ocupó lugar en buen restaurante de la localidad alentejana. Y posteriormente se fue a dormir a un hotel de Elvas. Ahí amaneció el Presidente de Portugal en este 1 de julio, día señalado por la reapertura de la cerrada frontera, desde hace ya tres meses y medio, entre Portugal y España.

Aún no calentaba mucho el sol, cuando Rebelo de Sousa se subió al coche oficial para trasladarse a territorio español, en Badajoz. Allí, en el llamado Museo de Arqueología, le esperaban el rey Felipe VI, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez... y también el primer ministro portugués, el premier Costa.
Iba retrasado el asunto sobre la hora prevista... cuando aún llegó Rebelo de Sousa. Claro que, había también previsto un programa (nada del otro mundo) co-organizado en su mayor parte por el Gobierno lusitano, y en las vísperas parece que el Gabinete de Moncloa se encargó de echarlo abajo en parte...
A Sánchez, lo de comer con los "hermanos" portugueses parece que no le hacía mucho tilín; de modo que se encargó quien fuese, de soltar la que no deja de ser impertinencia... de que "sencillito todo, mejor así, sin comida, que no hay nada que celebrar, demasiado folklore sería inoportuno"... Más o menos, según fuentes portuguesas, este fue el razonamiento. Y claro, los portugueses anularon la comida prevista en un restaurante de Elvas, qué remedio les quedaba.

Ahora, a las diez de últimas, vamos a descubrir que en España tenemos un presidente del Gobierno preocupado por la sencillez y rotundo enemigo de la ostentación... Sin comentarios. Más aún si tenemos en cuenta los antecedentes, ¿no?.
Desde nuestro humilde punto de vista, no procedía, en nada, celebrar un acto para reabrir una frontera, cuyo cierre ha causado infinidad de problemas de todo tipo -graves muchos de ellos- a las poblaciones y gentes más o menos próximas a lo que llaman "la raia". 
No procedía ir allí a Badajoz y Elvas, a hacerse fotos, como hoy fueron "los cuatro" de esta película. Pero si ya vas, ¿qué problema hay por comer juntos en buena harmonía?. Es absurdo el recorte. Y no ha sido pasado por alto, pues ya ayer fue filtrado el tema a varios medios portugueses; uno de ellos, el Correio da Manhá, lo llevaba este día 1 a su primera página bajo este titular : "Guerra diplomàtica. Espanha corta festa para reabrir a fronteira".
En vez de andar con paños calientes tras el reciente patinazo aquel de la ministra de Turismo, volvemos a las mismas. Si un português te invita con sumo agrado a comer y alegando no sé qué desprecias el gesto... créeme, amigo lector, no le va a sentar nada bien. Eso es lo que ha cosechado Sánchez en este 1 de julio. Probablemente por ignorancia -de el y de sus asesores- sobre
lo que es Portugal y lo que son los portugueses.
Nada nos extraña : en los 15 minutos de hoy con los periodistas, respondiendo a una pregunta, decía : "... cerca de aquí, en el Alentejo, tuve la ocasión no hace mucho de reunirme con...". ¡Oiga usted : que Elvas es precisamente Alentejo...!.

Como español amante de Portugal, hoy, quien esto escribe se habría sentido muy orgulloso si el presidente de mi Gobierno hubiese intentado al menos pronunciar cuatro palabras en português. No hubo esa suerte. Envidio a los hermanos portugueses que se habrán sentido muy orgullosos de poder escuchar a su presidente Costa, contestando ampliamente en fluido y correcto español una pregunta hecha por un periodista hispano...

Eso sí, cuando por fin Sánchez y Costa hablaron ante 120 periodistas (60 españoles+60 portugueses), al final de la foto oficial y paseo por la muralla del Castelo de Elvas, tras media hora dedicada a "um beberete" (un aperitivo, con vinos, refrescos, fritos de bacalao y otras "iguarías" para picar)... Sánchez echó el resto para inciensar a Costa... y contó una historia, según la cual, cuando morían meses atrás numerosísimos españoles día tras día en lo peor de la pandemia, Costa le llamaba constantemente para animarle, para mostrarle toda su solidaridad y afecto "hermano"... "no un día, sino varias veces; eso dice mucho del primer ministro", dijo...

Primero se encontraron en Badajoz, en el Museo de Arqueología. Allí, cuatro banderas (2 de Portugal, 2 de España). Un estrado al que se subieron "los cuatro". Unos escasos violinistas, a un lado, con ostensibles partituras. Tocaron primero el himno de Portugal, luego el de España. Terminados los himnos, el rey Felipe aplaudió. Los otros tres le imitaron.
Bajaron del estrado, se acercaron los portugueses a los violinistas y debieron decirles algo así como "muy bonito, ha sonado muy bien para ser en violín"... porque acto seguido Costa se llevó la mano al corazón, como indicando que le agradó mucho... Fue una cosa fina, la verdad; tan fina, como escasísima, pues de los himnos se ofreció en versión super-abreviada. No hubo más... "los cuatro" se fueron a pasear por un trozo de muralla que separa esa zona del exterior del Museo de Arqueología con respecto a una calle inferior... en este calle había gente. Algunos gritaban "¡viva el Rey", mientras un cachondo gritaba "¡viva la República portuguesa!". Entonces, desde la muralla, mirando a la gente que en la calle de abajo estaba, Costa levantó la mano saludando y enseguida le imitaron los otros tres...
Los fotógrafos pidieron una, otra foto... "los cuatro" se dieron la vuelta y con un campanario al fondo/al lado, se retrataron para la posteridad, ahí también...
Habían pasado 15, 20 minutos... y se había acabado aquel encuentro de "los cuatro" en Badajoz.
Luego, como se había suprimido lo del acto simbólico en la misma raya fronteriza, los coches oficiales portando a los personajes de este film partieron desde Badajoz hasta el interior del territorio lusitano, destino Elvas.

Llegados a Elvas, televisiones en directo también, vimos lo mismo de Badajoz. Si quieres un poco más mejorado.
Veamos. Un castillo y a sus puertas, otra vez 4 banderas (2 de cada país). Delante de las banderas, otro estrado... Fueron llegando los cuatro grandes protagonistas de la película. En Badajoz no habían pronunciado discurso alguno, ni siquiera cuatro palabras delante de los periodistas; todo entre ellos, chu-chu-chú, díxome-díxome y en paz.
Aquí, en Elvas, también se subieron al estrado los cuatro, se quitaron las máscaras, guardaron distancia en el propio estrado. Separados convenientemente y callados. Esta vez no había violinistas a la izquierda del estrado visto de frente. Esta vez había una Banda Militar de la Armada portuguesa, rigurosamente uniformada de blanco. Y claro, aquello sí sonaba a algo solemne, himnos como es debido, que no estamos en el "Campoamor" en la entrega de los premios "Princesa de Asturias"...
Primero suena el himno de Espanha, de seguido "A Portuguesa". Hay gente de Elvas a la que no se la deja estar presente, cercana; por eso se agolpan docenas de populares en calle cercana al lugar. Son los que, acabados los himnos, aplauden en la lejanía, se oye aún gritar por los populares : "¡Viva Portugal!, ¡Viva Espanha!".

Tras los himnos, "los cuatro" bajan del estrado y comienzan a pasear por la zona de muralla-mirador hacia España que hay al lado del Castelo en Elvas. Allí aún charlan un buen rato entre ellos, con las máscaras puestas. Aprieta ya el calor. Optan por salir de allí e ir calles adelante, andando, hacia donde les esperan refrescos en una mesa, vinos finos, ten-ten-pié... lo que en Portugal se denomina "un beberete". 
Alguien comenta, en medio del tumulto de tantos periodistas arremolinados alrededor de "los cuatro", que hay por allí un grupo de taurinos como queriendo protestar por el mal trato de ambos gobiernos a la Tauromaquia en esto del desconfinamiento. No hay problema, todo está controlado.
Costa y Sánchez marchan juntos charla que te charla, casi del brazo si me apuras. El rey Felipe se entiende con el presidente Marcelo. Van hacia el local del "beberete"... El recortado y adaptado programa por exigencia de Moncloa contempla que solamente después del "beberete" volverán Sánchez y Costa a estar con los periodistas para contestar a 4 preguntas (dos de periodistas portugueses y dos de periodistas españolas). Al final parece que hay alguna más de propina....  "hay 15 minutos para el diálogo con los periodistas", comenta en voz alta por allí un listillo. Y más o menos, eso se cumple.

Mientras Costa y Sánchez van -tras media hora aproximada en "el beberete"- camino del Castelo de Elvas otra vez, el rey Felipe y el presidente Marcelo marchan paseando por calles del casco viejo elvense bien cuidado. Ahí se produce una escena muy emotiva cuando el rey y el presidente saludan a la gente que se agolpa por allí... una señora entrada en años se acerca al máximo al monarca. Lleva una medalla colgada al cuello, medalla-cápsula en donde está la foto de una persona... La señora le dice a Felipe VI : "usted tiene la misma edad, nació el mismo día que mi hijo, por eso tanto me agrada saludarle... soy admiradora suya". El rey le pregunta a la señora cuyos ojos reflejan emoción indudable : "¿y dónde está su hijo?". La señora responde : "mi hijo era este" y señala la medalla donde está la imagen de un rostro... Al rey se le muda el semblante; la señora añade : "me lo mataron en la guerra de Irak, prestaba allí servicios de telecomunicaciones. Si hoy viviese tendría exactamente la misma edad que usted". El rey parece que contestó : "lo siento en el alma, señora".
Al irse de allí Felipe VI y Rebelo de Sousa, alguien del cortejo acaba de liarla al decir a la señora : "bueno, ahora estará contenta, ya puede volver a ir a Espanha, a Badajoz a comprar cosas...". Y la señora contesta : "eso era antes, desgraciadamente ya no puedo de unos años para aquí, mi marido está encamado, nunca superó la muerte de nuestro hijo, como consecuencia le dio un AVC (derrame cerebral)... tengo que cuidar de el". 

Esta del párrafo anterior es la pura y dura realidad de la Vida. El resto, lo de los cuatro jerarcas subidos a un estrado escuchando los himnos nacionales, o dos de ellos haciendo las mini-declaraciones que les da la gana... eso es film, simple y amateur película para un 1 de julio.
La otra pura y dura realidad : la de la familia destrozada por aquella muerte en Irak, la de los familiares de los que murieron por la pandemia ahora, la de la compañía ferroviaria que quita trenes que unen a los dos países y no dice ni pío de reponerlos; la de los tenderos de los comercios de Valença, de Tui, de tantos y tantos sitios fronterizos que están medio arruinados, o arruinados del todo porque cuatro meses con el candado en la frontera no hay Dios que los aguante... Esa, la realidad de la Vida, es la que debería de contar.
Lo otro, el show, el film, las fotos de "los cuatro", tomadas en un par de actos deslabazados y deslucidos, no son más que paisaje; paisaje, porque para el ciudadano de a pie de ambos países, la Vida es otra cosa. Algo bastante más serio y más duro que el teatrillo de este 1 de julio en Badajoz y en Elvas, ni siquiera en la mismísima frontera, una frontera que deberíamos enterrar para siempre.

EUGÉNIO EIROA

CORREIO DA MANHÁ destapó este 1 de julio el asunto...
Posando, en Badajoz, muralla, para cámaras y periodistas
Charla en el mirador hacia España, al lado del Castelo de Elvas
Himnos nacionales ante el Castelo de Elvas

Museo de Arqueología de Badajoz, preparándose para escuchar los himnos nacionales interpretados a violín

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