Reflexiones de la ancianidad...

Lo sé, son “Días” absurdos. 

Me refiero a las dedicatorias que apuntan las redes para que, o bien te pongas en plan celebración o exclames el clásico…

—- ¡Cago en tal!

Porque te han tocado la fibra sensible o te dieron la mañana. Porque hoy es el DIA MUNDIAL DE LA DEPRESIÓN… Sí, me lo contó una voz de chica joven en la SER. Y desde entonces, no te lo creerás, pero llevo el día preguntándome a mí mismo…

—- ¿Estaré deprimido?

—- No hombre, hoy vas más lento porque estás dormido.

Resulta que algún galeno me dijo que la depresión se nota tanto en la lentitud de tus actos como en el desinterés por las cosas y que había que controlarla bien porque podía degenerar en esquizofrenia.

Pues esta mañana tardé más de la cuenta en la ducha, desayuné saboreando lentamente cada galleta y cada sorbo de café. Hice todo lo que tenía que hacer con mucha calma y ahora, aquí me tienes frente al teclado buscando letra a letra para lograr hilvanar una frase.

—- Eso es vagancia y hay días que pasa en las mejores familias.

Puede que además de lento esté vago. Pues sí.

Y no me extraña que tú, mi amigo, también te creas deprimido porque el panorama es así, deprimente; y sí aún encima te dice una voz bonita que hoy es el día de la depresión… es lógica esa inseguridad que se te ha metido en el cuerpo.

Pero no te preocupes ni por las calles mojadas, que aquí la lluvia es arte y mi meiga logra con su conjuro que las raioliñas las sequen enseguida.

—- (….)

Ya, eso otro parece que no tiene remedio, este es el Reino de la Mediocridad. Desde el monarca que detenta la Jefatura del Estado… al alcalde de ese pueblo de la España vacía, todos los que se arrogan un carguito en las numerosas y diversas administraciones, sí que están hoy de celebración porque han conseguido lo que no logró ningún coronavirus.

—- ¿El qué?

El que el estado de las naciones haya entrado en barrena hasta tal punto que se hace necesario reabrir los centros psiquiátricos que se cerraron tan alegremente con la entrada del Tercer Milenio. ¡Ponte a la fila!

XERARDO RODRÍGUEZ