Cuando la empanada es de verdad, entonces guarda secretos...

Xerardo RODRÍGUEZ.

Fue meses atrás en Bandeira, donde me dieron una exhibición gastronómica de mucho cuidado. No he resistido la tentación de probar la empanada, un plato que aquí tiene fiesta todos los años. Se celebra cuando el calor de agosto invita a comer bajo los frondosos carballos de la parroquia de Manduas pero yo me sé de un sitio que tiene todo el año el manjar de los grandes secretos…

—- ¿Secretos?

Sí, porque en lugares como este no hay que preguntar de qué es la empanada, debes averiguarlo por ti mismo, como le gustaba a Cunqueiro. El maestro probaba siempre a ciegas y descubría de qué iba el contenido que escondía el continente. Es un divertido y sabroso juego que puede salir bien… aunque también mal si no te gusta el secreto.

Esta vez me comí una de exquisitos calamares de la ría de Noia. Deliciosa. Además, un señor cocido de esos que curan los males y cauterizan las heridas. Fue el día ideal, con temperatura ambiente de poco más de veinte grados. Dicen que a partir de mañana también llegará hasta aquí el calor saharaui…