Por duro que sea, es hora de tomar decisiones de este tipo. Ese es el camino, sin duda; si no hay para pan no puede haber para estampas... Habrá locos que piensen que la solución es recortarle el sueldo a los funcionarios (la solución será no tocar un pelo el sueldo de los funcionarios y pedir a estos más esfuerzo si menester fuere. Habrá que frenar el crecimiento actual y futuro del número de funcionarios, ya gigantesco actualmente). Tampoco la solución -sería una inmoralidad intolerable- es afeitar a los actuales pensionistas en lo que perciben y condenarles a la pobreza de solemnidad (la solución será respetar lo que hay a día de la fecha y arbitrar, inevitablemente, otros cauces para los pensionistas futuros).
Un estado de cosas como el que vive España, no se puede resolver hundiéndole la vida, el día a día a la gente, que tiene que comer, que tiene que atender sus compromisos de subsistencia, además de pagar impuestos de todo tipo (locales, autonómicos, estatales) que se llevan buena parte en no pocos casos de sus escasos salarios o pensiones.
Un estado de cosas como el que vive España pasa, por ejemplo, por menos AVE y más ferrocarril convencional. Por inversiones realistas y no fantasmadas o locuras que en otro tiempo tendrían un pase, pero en el actual no lo tienen.
Por eso, no pasa nada porque los gallegos del Sur tardemos veinte minutos más en nuestro viaje a Madrid que los que viven en Santiago. El Ave vendrá por Ourense, Santiago y hasta Vigo. Y en paz, media horita más a lo sumo que se puede compensar con precios de billetes razonables, promociones, etc. Pero enterrar millones y millones en una vía directa de AVE desde Ourense a Vigo por Cerdedo, con la que está cayendo, no tiene perdón de Dios. Y quien apoye en estos momentos tal cosa, con el debido respeto cabe decirle que es un insensato.