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¡Viva la Virgen de Fátima!

Los creyentes celebran este miércoles una fecha muy señalada, el día de la Virgen de Fátima, que desde el 13 de mayo al 13 de octubre de 1917 se le apareció seis veces a tres pastorcitos, Lucía, Francisco y Jacinta, en el lugar conocido como Cova da Iria, en Fátima, en Portugal.

Los tres pastorcitos, Lucía, que tenía 10 años; Francisco, nueve y Jacinta, siete, el 13 de mayo de 1917 decidieron llevar a sus ovejas a unas colinas que pertenecían al padre de la más grande de los tres y que eran conocidas como Cova da Iria, o Ensenada de Irene.
Fue ahí donde la Santísima Virgen, bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario, se les apareció a los pequeños en seis ocasiones en 1917 y en 1920 sólo a Lucía, pues sus hermanos ya habían fallecido.

Eran tiempos tremendos, con la Primera Guerra Mundial que hacía estragos en Europa.
El mensaje de la Virgen sobre la importancia del santo rosario se reveló en el primer día de las apariciones, el 13 de mayo de 1917. La Virgen de Fátima abrió sus manos y les comunicó a los tres pastorcillos una luz divina muy intensa: los niños se pusieron de rodillas y alabaron a la Santísima Trinidad y al Santísimo Sacramento. Luego la Virgen señaló: “recen el rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra”.
En la segunda aparición, la Virgen se les presentó después de que los pastorcillos rezaron el rosario.
Y en la tercera ocasión, Nuestra Señora les dijo: “cuando recen el rosario, digan después de cada misterio : Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva todas las almas al cielo, especialmente a las más necesitadas “.
En la última aparición, antes de producirse el famoso milagro del sol, en el que el astro pareció desprenderse del firmamento y caer sobre los miles de fieles allí concentrados, la Virgen pidió que hicieran en ese lugar una capilla y se presentó como la Señora del Rosario.
Los tres niños vieron sobre un árbol, una encina, la imagen brillante de la Virgen María, quien les pidió que regresasen a ese lugar en los meses siguientes desde aquel 13 de mayo.

En un año tan difícil para la Humanidad, como es este 2020, cuando tantas gentes creyentes piden a Dios y a la Virgen un futuro mejor que el turbulento presente, la propia amenaza que acecha (el Covid-19 dichoso) impide que en Fátima puedan concentrarse como cada año por estas fechas los fieles. Una situación triste, sin duda, lo que -sin embargo- no impide que este 13 de mayo, en todas las casas de los que creen, en el corazón de todos los católicos, esté la Virgen, la Virgen de Fátima, a la que pediremos expresamente que interceda ante Dios para que haya acogido ya en su seno a todos los que han fallecido en el azote presente, al tiempo que imploramos llegue el fin, cuanto antes, de esta tan seria amenaza para la Humanidad. Que así sea.


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