Con Ibrox Park atestado de espectadores y el clásico ambiente infernal, el Braga lo hizo tan sólido y tan bien en la primera parte que... el estadio acabó por enmudecer y en el ambiente flotó la desesperanza para los protestantes, que estimaban que el partido solo tenía un dueño y señor : el Braga. Pero este equipo no tenía su noche, aunque aparentase lo contrario. Se lesionó -y muy pronto- uno de los baluartes de la zaga, el central Wallace (enésima lesión de este hombre, que ahora se sabe muy bien por qué un jugador tan valioso está cedido por la Lazio en el Braga); y resultó que en el banco Rubén Amorim no tenía central para sustituirle. No queriendo retrasar a Palhinha para no desmantelar el medio campo, Amorim dio entrada al atacante Galeno para convertirlo en lateral derecho, pasando Esgaio a constituirse en circunstancial defensa central haciendo compañía ahí a Raúl Silva y Bruno Viana. Este último estuvo torpe en dos de los goles del Glasgow y, la defensa de tres centrales (con solo dos de raíz en realidad y uno siendo más bien un lateral disfrazado....) acabó por hacer aguas en la segunda mitad; demasiado bien estaba respondiendo con el paso de los minutos desde la salida de Wallace.
Aprovechó esas indecisiones el Rangers y en la recta final del partido primero empató el match y después acabó por ganar el partido con el 3-2 que, ahora, obliga al Braga a jugar a cara de perro el miércoles que viene, en el partido de vuelta. Y con un agravante, que Ibrox Park hoy estaba hasta las costuras; y a Pedreira, el miércoles que viene, a la nefasta hora de las cinco de la tarde, va a estar casi vacía.... En ese escenario, el Braga deberá intentar ser el de los buenos minutos (la mayoría) de esta noche en Glasgow y no volver a vestir la camiseta de la torpeza que tiró por la borda (en pocos minutos) lo que tanto había costado lograr.
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| El dorsal 17 de los azules entró hasta la cocina del Braga en el gol que acabaría por marcar... Desastre defensivo. |
