El árbol que plantó Evita y la postal de Manolo...

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+ Texto : Xerardo RODRÍGUEZ -
+ Fotos : Galicia Única

EL ÁRBOL QUE PLANTÓ EVITA

Yo paseo a menudo por la Alameda de Santiago de Compostela, tan universal como la propia ciudad. Lo demuestra la singularidad de sus árboles y arbustos y la propia configuración de sus jardines que permiten obtener postales tan bellas como esta de la Catedral, que ilustra el texto.

Ya sé que, a vosotros, mis hermanos argentinos, os importa poco el pasado con las muchas preocupaciones que acosan vuestro presente, pero os diré que aquí estuvo en 1947 Evita Perón para plantar un abeto del Cáucaso, traído desde los Andes argentinos. Es uno de los grandes tesoros que se esconden entre la flora del lugar que más pasean los compostelanos. Desde entonces creció casi veintitrés metros y tiene ya un perímetro de más de metro y medio.

Tal fue el interés que despertó aquella visita a Compostela de Evita que los santiagueses más viejos la recuerdan aún hoy y a su árbol le llaman la Perona.

Personalmente me encanta pasear la Ferradura en descenso, para obtener la mejor visión de conjunto del casco antiguo y saludar a los frikies de la ciudad que, a pesar de la lluvia, soportan el temporal mejor que ninguna.

La alameda es como la ONU vegetal. Al abeto de los Andes casi “le da la rama” el castaño de Indias. Crecen también aquí otros castaños de Bulgaria, del norte de Persia y del Himalaya, de esos que viven tres siglos.

Junto a Rosalía han plantado cipreses de Hondo, que es una isla de Japón y de este mismo país proceden dos “ginkgos”, plantas que se consideran auténticos fósiles vivientes por su edad.

Y del cálido Brasil nos han traído el Árbol del Coral, que saluda a los que entran en la Alameda desde la Porta Faxeira…

En fin, si vienes a Compostela no te quedes en la selva pétrea de su Catedral hermosa.

LA POSTAL DE MANOLO

Anda mi amigo Manolo Román por el Camino Francés y ya llegó a O Cebreiro ayer. Me envió una postal digital con un pie que dice:

—- Es como un pueblo de cuento. Sobre todo así, nevado.

Aquí en O Cebreiro, -que ya fue aldea prerromana-, es donde se inicia la magia y la alquimia de la ruta xacobea francesa en Galicia… Aquí, donde la nieve pinta inviernos y la primavera de agua dibuja el paisaje del verde más intenso,  está la puerta de la traza francesa de los caminos a Compostela.

Xerardo Rodríguez