De Ourense hablamos, Ciudad de la Cultura...
OURENSE, CIUDAD DE LA CULTURA
Hay una nueva “Xeración Nós” que mantiene vivas las voces de aquellos intelectuales que se alzaron en pie de guerra literaria, durante los años inmediatamente anteriores al 1936 y aún después de 1939, lo que conlleva aún mucho más mérito. Sus nombres, que no recordaré por miedo al olvido de alguno, pero que todos conocemos, quedaron escritos en la historia del país y su firma literaria en una revista que comenzó siendo modesta pero que alcanzó el grado de biblia de la intelectualidad gallega.
Hay una actual Xeración Nós también mayoritariamente ourensana, como la otra. Sus activos miembros persiguieron como meta, desde el viejo Liceo, llegar al siglo de pervivencia de la revista y lo consiguieron ya en el año 2020. Estos nuevos “Nós” luchan por la cultura y por los valores del galleguismo, muy vigentes estos días, cuando la gente dice por ahí que en Catalunya han perdido el “seny” y en Galicia recuperamos el “sentidiño”.
No me disgusta este criterio, pero, créeme, tampoco me entusiasma entrar en la guerra de los nacionalismos políticos, porque generalmente todo este intercambio de epístolas periodísticas y discursos de mitin, buscan el beneficio de los partidos y sus líderes más que la recuperación de los valores nacionales. Dicho sea de paso.
A lo que iba. Coincidiendo con estos días convulsos en la política nacional y en los que se nos abren las puertas del Mas Allá, la Xeración Nós del siglo XXI pidió a quien quiso escucharles que Ourense fuese declarada Capital Europea de la Cultura. Y para que a sus voces se unieran las de la Xeración Nós que les precede, allá se fueron a San Francisco, el cementerio capitalino, donde hicieron su ya tradicional ofrenda floral y recorrieron las tumbas de la gente “senlleira” que yace en el camposanto ourensano.
A mis almas más queridas también les pediré apoyo para esta iniciativa, que ellas sí saben que hubo un tiempo en que a Ourense le decían la Atenas de Galicia por su frenética actividad cultural. Aún hoy, sin subvenciones ni gaitas, continúa liderando la creación en lo que se refiere a las artes plásticas y literarias.
Por cierto, si vas alguna vez al cementerio de San Francisco, fíjate en el rótulo que figura en el frontispicio de la entrada:
—-El término de la vida, aquí lo veis. El destino del alma, según obréis.