UNA TARTA ESPECIAL
En esto que llegan los colegas jubilados a la terraza del bar y se regalan a sí mismos una tarta “especial”, hecha por uno de ellos. ¡Imagínate! ¡Una merendola como Dios manda a estas edades sienta que no veas! ¡Acabaron con ella!
El caso es que la tarta tenía un ingrediente al que no estaban muy acostumbrados porque cuando se deshizo la reunión, unos fueron al PAC y otros directamente al hospital. Mientras uno veía “cuadros pintados de forma muy rara”, el otro solo contemplaba “millares de ovejitas”. A otro se “le caían todas las nubes encima” mientras su compañero lo asía fuertemente “para bailar y bailar sin parar”. A la camarera, que también probó la tarta, le dio “por reír y llorar” durante toda la tarde… y a la mujer de uno de ellos lo que le provocó fue un sueño tan profundo que nadie era capaz de despertarla.
¿Qué tenía la tarta de especial? Pues un “ingrediente” que le recomendó al cocinero uno de sus sobrinos. Una hierba que “le daba cierto toque exótico” …
—- Se llama marihuana, pero tú no digas nada. ¡Ya verás qué éxito!
¿A qué te parece que me lo he inventado? Pues fue verdad, mi amigo. Sucedió en el pueblo menorquín de Artá. Los jubilados del pueblo se emporraron comiendo una tarta… ¡Exquisita!
Si ves que estás muy deprimido, ya que no fumas prepárate una tarta como esa para dejar de pensar en las enfermedades de nuestros pesares…
XERARDO RODRÍGUEZ