Las trabajadoras del sexo se sienten marginadas...

Hoy también he recibido una llamada extraña.

La joven dijo hablar en nombre de una asociación de prostitutas que querían colgarme de un carballo, ya que era mi árbol favorito…

—- ¿Qué culpa tiene el carballo?

Protestaba la representante de las profesionales del sexo porque, en mi información sobre el ejercicio del puterío en pisos -en los que algunas también hacen de camellas-, no hice referencia a la marginación social que sufrieron cuando les cerraron los clubs de alterne.

Bueno, pues queda dicho, son unas marginadas que –al margen de poner en riesgo la salud de los imbéciles que pueden contagiar a media población- trafican con drogas.

Los que no tienen perdón son los puteros, sus salidos clientes, que ya hace falta ser cretino para asumir los riesgos que asumen en sus visitas.

—- ¿Pero estás en contra de las prostitutas?

No es verdad, cada uno hace de su capa un sayo. De lo que estoy en contra es de esas prácticas que ponen en peligro la salud pública, que ya van siendo horas de legalizar la actividad como mercantil y ejercer sobre ella los controles sanitarios.

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+ Texto : Xerardo RODRÍGUEZ -
+ Fotos : Galicia Única - 
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