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"En la ría de Noia que ha sido el puerto de Compostela..."

 

El tiempo no está para emprender trayectos largos.

Así que he de buscar lo más próximo junto al mar para contarte como son los días de plata en las rías, aprovechando la lluvia de verano y las nubes que se escaparon de algún huracán atlántico, que por lo visto vuelan varios sobre el gran océano y nos van a seguir mandando borrascas subtropicales todo el fin de semana.

Así que, si te apetece, te hablaré de Noia, un luminoso espacio de tierra y mar. Por el este tiene cuerpo montañés y por donde se pone el sol, el azul de la ría en calma llega con suavidad a la playa del Testal.

Entre ambos, al norte, el Tambre pone brillos de plata bajo la Ponte Nafonso. Al sur, la medieval villa nos muestra las huellas de la vieja estirpe bajo soportales de leyenda, mientras la alameda marca los límites de la modernidad con su policromía.

En Noia se escucha la canción de los árboles y se contempla la belleza del paisaje en los espejos del agua.

Noia fue durante siglos el puerto de Compostela. Es una de las villas más antiguas y atractivas del país: marinera, burguesa e hidalga. Sus rúas más antiguas se adornan con edificios nobles y elegantes, casas de altos soportales y ventanas de ojiva. Conserva tres monumentos notables: La iglesia de San Martín, de fachada soberbia y ábside almenado, pertenece al estilo gótico tardío, pero con fundamentos románicos.

La iglesia de Santa María a Nova, célebre por su cementerio, uno de los más evocadores de Galicia con más de doscientos enterramientos antiguos. Destacan los enormes depósitos de laudas gremiales, hasta 200, que flanquean el muro de la iglesia.

Otro monumento único es el convento de San Francisco, con bóvedas de crucería, sepulcros y escudos.

Si te gusta el arte y la arquitectura encontrarás en la villa de Noia interesantes restos medievales.

A mí lo que realmente me apasiona de Noia son sus espacios naturales de tierra y mar, por eso hago la ruta al revés. Me subo al monte, bajo hasta el Tambre, navego la ría y descanso en la villa. Esta vez me quedaré contigo en uno de los más bellos estuarios de Galicia.

XERARDO RODRÍGUEZ
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