La margarita que cambió el parque eólico...

Quien le iba a decir a los ingenieros que aquellas margaritas pertenecían a la casta de las “Centaurea ultreiae” y estaban altamente protegidas porque son una especie en extinción.

Ellos hicieron su parque eólico el Monte Castelo y proyectaron otro en el Bustelo, sin preocuparse para nada de la minúscula flor. Estaban demasiado preocupados por sus planes de potenciación de las energías renovables de su compañía y solo tuvieron en cuenta que, en esos lugares, entre Coristanco y Carballo, el viento era el ideal para la instalación de sus molinos y así lo hicieron.

Pero tendrán que modificar los emplazamientos, incluso el ya construido que les costó 33 millones de euros. Medio Ambiente les aprobó la declaración de impacto ambiental, pero les obliga a instalar molinos el triple de altos, más potentes y menos unidades para que las margaritas puedan seguir creciendo y multiplicándose.

XERARDO RODRÍGUEZ