"El móvil es para llamar a mi hija en caso de apuro y el bastón para ahuyentar a los malos"
Mi venerable amiga Adelaida estaba sentada esta mañana en la parada del autobús al que nunca sube. En la mano derecha el móvil; es de los antiguos como mi Nokia, del noventa y poco. En la otra el bastón, como si sintiera algunos miedos de los que no puede escapar.
—- El móvil es para llamar a mi hija en caso de apuro y el bastón para ahuyentar a los malos.
Adelaida es de película. A la que fuera maestra de Bastavales, donde está la parroquial cuyas campanas escuchaba Rosalía, no se le escapa detalle pese a sus muchísimos años encima de su alma y de su cuerpo.
Hoy me dijo:
—- En los años veinte la gripe española causó más muertes que el coronavirus, pero cuando salimos de ella la normalidad era, como dice el diccionario, la “condición de normal”. Puedes ser normal y joven… o normal y viejo; pero no hay “un nuevo” normal. La “nueva normalidad” aquella, la del año pasado, se la inventaron los políticos europeos de acuerdo con los intermediarios ricachos, para subirnos el coste de la vida. Y ahí nos tienes, pensando que vamos a inventar hoy para comer, que no hay quien llegue a sus precios.
—- ¿Y qué futuro nos espera entonces? Porque si dependemos de los políticos da igual Alberto que Pedro…
—- Algunas ya no tenemos ni futuro y tú deberías de empezar a pensar que el futuro en este mundo es una mera entelequia…
Le cuento que Iñaki Gabilondo le confesó a Keké que, pese a buscar el futuro entre los grandes pensadores de este planeta, ninguno de ellos le contó donde se escondía. Y claro, no lo encontró.
Entonces Adelaida me expuso su teoría:
—- La gente siempre vuelve al pasado en el presente: a través de los recuerdos, de la moda –ahí está lo vintage-, a través de las artes, de la historia… Pero también realiza viajes al futuro desde este presente: con la imaginación, con los falsos futurólogos, con los cineastas que lo imaginan, con los creadores literarios que lo vislumbran en sus mentes…
La conclusión es que “presente, pasado y futuro se enmarcan dentro del mismo círculo y ni Rita sale de él”.
¡Asómbrate! ¡Nuestra vida es una circunferencia!