ENDEMONIADOS DE O CORPIÑO
—- Procura que la noche no se cierre cuando retornes de tan placentero lugar porque se te meterán en el cuerpo y tú no sabrás que ocurre…
El aviso provenía de Mouriño, mi amigo expolicía, que tiene la teoría de que muchos hombres y mujeres malos están poseídos.
—- Salvo que esa sea la noche de O Corpiño… post Romería… no camines de noche por los aledaños del Santuario de a Nosa Señora.
Esa vez había subido a la colina, pero la puerta del santuario estaba cerrada, por lo que no pude hablar con la Virgen de milagros. Debió ser el cura, que quiere hacerlo él solo, para tener la exclusiva.
Sin embargo, al buscar la sombra de los carballos, que empiezan a brotar a finales de marzo, me pareció que los líquenes que los poseían se movían como reptiles por el tronco, como desafiándome.
Eran los demonios, sin duda, porque sentía su ansia de poder sobre mi alma. Hablaban el idioma del infierno entre ellos…
Menos mal que alguien me susurraba cosas al oído, pero no lo veía. Yo solo miraba esos líquenes que a medida que se movían soltaban como una baba que echaba humo, como el de las Burgas de Ourense, que son de aguas hirvientes.
—- ¿Crees no demo? ¡Non creas nunca! ¡Isas son as Hidras deste bosque que lle toman o pelo a xente! A xente cre no demo e nesas bobadas de que se che mete no corpo… ¡Como si non houbera demos entre os humáns! ¿Ou de onde ven tanta maldade que te rodea? Dos homes, ven dos homes, nunca do Mais Alá…
Aquel domingo estaba yo solo. Nada que ver con aquellos dos días de 1963, el 23 y 24 de junio, cuando miles y miles de personas abarrotan este lugar de milagros. Muchos de los que vienen a la romería se creen “enmeigados” porque han padecido alguna enfermedad mental que les llevó a enfrentarse con su propia familia y con los vecinos. Nadie de los afectados cree en la psiquiatría y sus poderes de sanación, porque ellos no están locos… ¡Están endemoniados!
Y en el Santuario de la Virgen del Corpiño seguirán todo un rito en el que blasfeman, chillan, babean, escupen, muerden a su gente, lloran… ¡Hasta que el demonio se va por fin del cuerpo y sus trastornos mentales desaparecen milagrosamente!
—- Por eso supone la idiosincrasia rural de los asistentes a la romería que esos miles y miles de demonios que salen de esas “cabeciñas”, se quedan por el entorno del santuario de la Virgen…
—- Tiene lógica… Se quedan por aquí que es a donde vienen los que mayormente creen en ellos…