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Obituario. Paco Martínez, un tipo en estado de transformación permanente, siempre con el baloncesto en sus venas

No sabemos si la muerte de alguien muy conocido te impacta más con confinamiento, auto-confinamiento, confinamiento medio pensionista, cierre perimetral, cierre de fronteras, medidas restrictivas, con bares abiertos, con bares cerrados, con manifestantes de la hostelería en la calle pidiendo desesperadamente ayudas de verdad... No sabemos si, ahora, cuando toca vivir este tiempo tan duro, la noticia de la muerte de alguien a quien mucho trataste en otro tiempo -y del que nada sabías últimamente- impacta más... Yo diría que sí, que no hay una excursión a ver las Cíes para aliviar los pesares que produce; que no hay lenitivos que alivien el dolor que produce el saber -inesperadamente, al caer la tarde y entrar la noche- de la muerte de alguien a quien al fin y al cabo apreciabas.

Ha muerto Paco Martínez. "Paquiño", como tantos le decían. 
Con el paso de los años, para las generaciones jóvenes, Paco Martínez es una famosa marca de fabricante de bolsos. 
Pero para los gallegos y españoles amantes del baloncesto, para los que alineamos en generaciones al borde de la jubilación o que hemos alcanzado la jubilación, decir Paco Martínez es decir Baloncesto, entrenador de Baloncesto por excelencia, eso es lo que fue durante toda su vida Paco Martínez y al que tanto debe el Baloncesto en Galicia -ya no digamos en Vigo-.

Cuando conocí a Paco Martínez, ambos éramos muy jóvenes. Yo andaba por el Periodismo, el andaba por el Baloncesto. Aquella gloria que alcanzó con el Celta femenino, al que hizo Campeón de la Copa de la Reina, no fue el inicio de una buena amistad, ya le conocía de años antes. Al fin y al cabo, yo también gustaba del basket y había hecho el curso de entrenador "provincial". En ese curso, Paco era uno de los ayudantes del director. Desde muy joven le gustaba dirigir, organizar... había sido jugador, un base más que aceptable. El salió de aquella extraordinaria escuela del Bosco de Vigo de Antonio García Hermida... pero lo suyo era entrenar, había nacido para entrenar; jugar fue una etapa muy breve, en la que el mismo ya apuntaba por dónde realmente quería ir. Y por allí fue siempre, sin importarle que el club a dirigir fuese una formación importante en España o, simplemente, los equipos de un colegio...

Conocí muy bien en los años 80 a Paco Martínez. Fueron muchas horas de trato personal, de cafés y charlas, muchas veces en un bar de la calle Ecuador, próximo a una tienda de su madre. Hablábamos de lo divino y de lo humano. Fue allí, donde me di cuenta que aquel hombre no era un entrenador a secas, no era un técnico capaz de poner a jugar bien y ganar un equipo; era más que eso...
Le fascinaba la filosofía de los grandes técnicos norteamericanos del basket; pero no se anclaba en uno u otro; leía mucho, trataba de imbuirse tomando referencias de todos y de todo lo que le parecía interesante : no despreciaba a nadie. ¿Cómo diría yo? : Paco Martínez era un tipo en un estado de transformación permanente pero siempre con el baloncesto en sus venas...

Yo le definiría así, como acabo de decir. Era inquieto, en nada conformista, innovador -lo fue en su tiempo-; buen comunicador, trataba de ser persuasivo. En su empeño al respecto no regateaba horas, no escatimaba esfuerzos... pero eso en más de un sitio no supieron valorarlo. 
Ante los que dan muchas explicaciones no pocas veces hay necios que no saben entender ese noble empeño de la búsqueda de la rotundidad a través de la acumulación de razones... y creen que el interlocutor que delante tienen no está seguro de si mismo. Craso error, al menos en casos como el de Paco Martínez. Era demasiado honrado... que diría un clásico.

Comenzó entrenando y creando estructuras deportivas en un colegio, Las Acacias, en Vigo. Y acabó también entrenando y creando estructuras deportivas en otros colegios del Gran Vigo, como Los Sauces y Andersen. En realidad, su pasión era esa, iniciar al mundo del Baloncesto, del Deporte, a los jóvenes... formarles, no solo deportivamente, también para la Vida.

Porque Paco Martínez, creo haberlo dicho antes, fue más, mucho más que un buen entrenador de Baloncesto. Fue lo que los americanos dicen un "coach". Un auténtico "coach".
Lo explicaba hace poco Xavi García en un interesante artículo en "Solo Basket".
El coaching consiste en una relación profesional continuada que ayuda a que obtengamos resultados en la vida, en el deporte, en la profesión, en la empresa o los negocios de las personas. Mediante este proceso, las personas podemos profundizar en el descubrimiento de nuestro potencial y emprender acciones para desarrollarlo, aumentando así el rendimiento y mejorando la calidad de vida. Uno de los ámbitos de trabajo en el coaching que tiene más transferencia al mundo del entrenador, puede ser la gestión de los conflictos, de las creencias y de los hábitos, la gestión del estrés y de las emociones.

Paco Martínez en aquellos años del inicio de los 80 se empapó como pocos de estos conceptos que entonces llegaban a cuenta gotas de Estados Unidos como una auténtica corriente de pensamiento en el deporte y línea de actuación para los entrenadores. 
Y pasó a aplicarlo en su método de trabajo, en su día a día. Tiene mucho mérito lo que el hizo en el Celta femenino, cómo transformó jugadoras que en algunos casos eran de un rendimiento medio, en baloncestistas de alto nivel, capaces de dar perfecta réplica el equipo todopoderoso de entonces en España, como era el llamado Picadero Comansi, de Barcelona. Fue así cómo con Paco Martínez, un Celta poderoso y que hacía vibrar a toda una ciudad, se alzó con la Copa de la Reina en aquella final ... ganando de un modo contundente y con verdadero auto-convencimiento de sus propias fuerzas. 

Paco Martínez vivía por y para el Baloncesto las 24 horas del día. Se implicaba de tal forma que no le bastaban sus propios problemas; los problemas de sus jugadoras o jugadores, eran también sus problemas. Era un entrenador, un gran consejero, un amigo de todas(os) sus discípulas(os). Fue un tipo muy especial, en casi nada comparable a otros, por veces pasado de revoluciones, tal era la intensidad que ponía en lo que hacía como técnico, fuese del club que fuese.

Le escuché con atención muchas horas. Era tan persistente en el empeño de querer convencerme de determinadas decisiones, situaciones o hechos, que -siempre por su parte sin acritud, siempre sin reproches, en ese tono tan suyo, tan especial- acababa por ser una obligación sentarme con el aunque fuesen horas, para debatir, analizar, charlar, concluir... Fue una época muy especial, en la que su pasión contagiosa por el Baloncesto nos la transmitía a todos, periodistas, dirigentes deportivos, políticos de la ciudad... El era todo, el era el Baloncesto (con todo respeto para otros grandes protagonistas que el Basket ha tenido en Vigo).

Nunca fue pedante, ni presumido; podía engañar a algunos su estampa, pero quienes le conocimos sabíamos que era un buen tipo. El Celta femenino, el Coronas de Tenerife, el Zaragoza... fueron algunos de los banquillos que ocupó. Entrenó a mujeres y también a hombres. Formó a chavales y niñas que empezaban. Era el rey de los campus de verano; se manejaba muy bien en las excelentes relaciones que tenía con la cúpula del baloncesto en España. Por eso a aquellos Campus venían baloncestistas de lo más selecto; tenía enorme amistad con Moncho Monsalve; luego con Corbalán; increíble la relación que alimentó durante muchos años con Audie Norris, el gigantón americano que había recalado en el Barça; era un personaje popularísimo... muy querido por todos, muy apreciado porque siempre supo ser abierto, generoso, sin dobleces... acabando por ser altamente valorado por los muchos amigos que en el mundo de la canasta tenía. 

Paco tenía a sus amigos en un pedestal. Y en todas las conversaciones, siempre sacaba a relucir algo de ellos. Muchas veces me preguntaba cuántos minutos iba a tardar, en aquel encuentro semanal que a veces teníamos, en hacer referencia a Moncho Monsalve y a las teorías de este... O cuando me iba a recordar las virtudes -innegables- de Susana García a la que el descubrió para el baloncesto en sus tiempos en el colegio Las Acacias. 
Paco Martínez era eso, alguien que se sentía feliz lanzando jugadoras y jugadores sacados de la nada... Un día le hablaron de una tal Angeles Araújo, una gigantona de 15 años, y de la posibilidad de hacer de ella una gran jugadora... Se fue a la playa de Samil, localizó a aquella jovencita, le contó mil historias en un santiamén y le dijo : si quieres, puedes... del resto me encargo yo. Y Angeles Araújo acabó siendo internacional y estrella del baloncesto en España.

Paco Martínez era eso... disfrutar enseñando, disfrutar viendo crecer deportivamente a aquellos que entrenaba; cursillos, campus, clinics de perfeccionamiento, baloncesto hasta en la sopa... esa era su vida. 
Innovador siempre, como antes decíamos. A el se debe la introducción de los preparadores físicos en los equipos femeninos. Antes del famoso tiempo en que Floriano Fernández Pomar le acompañó para hacerse cargo de esa faceta, Paco Martínez ya había trabajado con un famoso preparador físico yugoslavo que tuvo a sus órdenes, Miroslav Vorgic. 

En lo que hacía, disfrutaba siempre. Plenamente. Me queda la duda si en algunas ocasiones, en vez de irle a buscar algún club, no fue el quien se acercó a aquellos torpes directivos y les dijo algo así como... es una pena como tenéis eso, yo podría hacer una estructura nueva, en la que, ya veréis, podemos sacar de abajo gente nueva que... Lo cierto es que Paco era un idealista, un soñador, un peregrino constante por el mundo del Baloncesto al que dio mucho más de lo que este deporte llegó a darle a el.

Entrenó también a clubs masculinos, así como tuvo a su cargo la coordinación de las categorías inferiores del Granollers Cacaolat, en aquellos tiempos en los que tanto ayudó a Gigi Creus a creer en si mismo; tiempos allí con el...de otro gran técnico, Manel Comas... Arrrimó el hombro enormemente en el esfuerzo, con el Bosco, por lograr que Vigo tuviese un equipo en la ACB... Paco es santo y seña del Baloncesto vigués y su muerte no apagará jamás el gran recuerdo que en todos los que le conocimos y tratamos nos deja.

Cuesta escribir estas líneas; sinceramente cuesta mucho. Porque hay tipos que dejan huella, por su manera de ser, por su forma de entender la Vida y las relaciones personales. Paco Martínez es uno de ellos; un personaje absolutamente diferente, al que el maldito cáncer se ha llevado antes de tiempo, cuando aún soñábamos con años futuros en los que poder disfrutar de sus inmensos recuerdos de un tiempo, aquellos años 80/90 del baloncesto español, en los que el inscribió su nombre para siempre.
Descanse en paz.
EUGÉNIO EIROA

P.S./ Alguien me ha contado estos días, que un periodista que se inició en esas décadas antes referidas, Antonio Estévez, pelea desde hace bastantes fechas contra la Covid, internado en centro hospitalario vigués. Desearíamos, desde aquí, hacer votos por su plena recuperación cuanto antes y que esta tan dura etapa que le está tocando vivir quede solamente como un mal recuerdo. 
Estévez, precisamente, es uno de los cronistas que conoce muy bien aquellos tiempos de gloria del baloncesto femenino vigués y la figura de quien este fin de semana nos ha dejado. 


Paco Martínez, Marisol Paino y Miroslav Vorgic



Un Celta legendario

Entrenador del Bosco de Vigo en dos etapas


En una foto reciente con Audie Norris, otro de sus grandes amigos

texto colocado por Audie Norris en Twitter

Audie Norris y Paco Martínez, en una visita del primero a Vigo

Un Celta-Citroen de leyenda... campeón con Paco Martínez como entrenador. Miroslav Vorgic,
Elena Sarmiento (delegada), Elías Alonso Riego (presidente), Luis Fernández Castro (presidente
de la sección de Baloncesto del club)... a los que vemos en la foto con un plantel de jugadoras
a las que Paco Martínez supo sacar extraordinario rendimiento.

(Imágenes : TVG, Agras Fernando, "Nuevo Basket", Audie Norris y Twitter)



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