Cuando cada mañana recorro las portadas de la Prensa y leo lo que leo sobre la peste que nos asola... cuando durante el día pongo las emisoras de televisión y radio; cuando acudo a los periódicos en Internet... cuando compruebo que ahí sigue, atacando y logrando lo que logra... me quedan pocas fuerzas para sentir optimismo, cuando además sabemos que las consecuencias económicas de la pandemia aún no se han hecho presentes con la fuerza y negatividad con que pronto vendrán...
Es desolador el panorama. En una zona, en otra, en otra...villas y ciudades "cerradas", aumentos de casos, falsas apariencias de descensos que a los dos días resulta que no eran tales... La Covid-19 dichosa está logrando, también, en los que no la contraen... instalarles en un régimen permanente de terror-temor, cual si de una dictadura se tratase.
La salud mental empieza a preocupar (no es esto ninguna broma). Hay que tener mucha moral de optimismo, hay que tener muchas pelotas, ser muy echados p´alante, para no pensar, razonar con serenidad y no acabar concluyendo que esto empieza a ser inaguantable (aunque haya que aguantarlo como sea), desesperante... sobre todo al constatarse que tenemos como mínimo para un año más con esta mierda encima.
No somos pocos, así, los que pensamos que solo nos queda rezar. Porque, encima, somos burros y seguimos haciendo burradas... pase lo que pase seguimos haciendo burradas (con los políticos al frente del escalafón de las asneiras).
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