Hemos llegado al Otoño. Y sigue la ceremonia del enfrentamiento y del "y tu más..." en el Congreso y Senado de este país llamado España. Mientras, desde 2018 subsisten los presupuestos de Montoro y a pocos parlamentarios parece darles vergüenza. Ellos andan calientes, por tanto... ríase la gente.
Pero en la calle, ahora que las madrugadas piden mantita y en algunos lugares manta, sigue el problema, agigantado, de muchos, que han de ir a la cola de la Caridad, del plato del comedor social con el que poder engañar un día si y otro también al estómago. Hay gente, no poca gente, que lo está pasando muy mal.
Un día cercano, en esa televisión matinal (TVE) de laboratorio que ensayan Enric e Iván, apareció un analista de esos que llaman ahora politólogos. Explicaba el por qué y quienes apoyan a Vox (los ensayistas se conoce que no autorizaron analizar el por qué y quienes apoyan a Podemos). Bien : la persona que analizaba aquello a petición de la presentadora del pelo planchado, explicaba que no pocos de los votantes y apoyos de Vox, eran personas que tenían muy poco que perder, que la Vida les había ido mal, que vivían situaciones difíciles, que incluso eran de bajo poder adquisitivo... que reaccionaban apoyando a Vox como un modo de rechazo a los que gobiernan que ... no les arreglaron, más bien empeoraron sus problemas.
No mintió la persona llamada a hacer aquel análisis. Solo que en el extremo opuesto, en Podemos, hallaría -si lo analizase- tres cuartos de lo mismo... Unos se arriman a la ultraderecha, los otros a lo que no deja de ser una ultraizquierda, o izquierda notablemente radical. Pero ese grueso en uno y otro lugar, obedece a unas mismas razones de fondo.
Y mientras España no evolucione, solucionando los ostensibles problemas de pobreza, Vox y Podemos se seguirán alimentando de considerables bolsas de votantes, a los que ya casi todo da igual, que apoyan y votan lo que votan porque poco, más bien nada, tienen que perder... Así de claro, así de sencillo.
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