Nos llega la noticia, a través del semanario O Mirante, del caso del cura de Alcanede (zona ya de O Ribatejo), que optó por montar el altar en la parte de atrás de un pequeño camión, con una escalera de acceso; una imagen de la Virgen de Fátima la colocó sobre un camión de los bomberos, de modo que al final de la misa fue paseada la imagen a modo de despedida de los presentes en la celebración religiosa. Y todo discurrió muy bien.
¿Los feligreses? : en sus coches, con las ventanillas abiertas... algunos se salieron del coche en el momento de la consagración, como señal de respeto. Todos felices por, a pesar de las limitaciones e incomodidades, haberse reencontrado con la ansiada misa de la que ya llevaban tanto tiempo privados...

