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14 años de la resurrección de Campo Pequeno. Crónica de la previsible muerte de "la catedral mundial del Toreo a Caballo"

14 años se cumplen de la reinauguración de la plaza de toros de Campo Pequeno, en Lisboa
-mejorada notablemente y hasta incluso cerrada en su techo cuando se desea, con una extraordinaria cobertura móvil-.  Pero el sueño realizado de la familia Borges y otros que lideraban la "Sociedad de Renovación Urbana do Campo Pequeno", beneficiaria de la concesión por parte de la Casa de Misericordia, se iría abajo a la vuelta de unos años después de aquel inicial mayo de 2006. La sociedad citada entró en concurso de acreedores y... la plaza de toros -como tal- empezó a tambalearse.

Aquel arranque inicial fulgurante de la renovada y modernizada plaza de toros, que contaba con un buen número de locales comerciales de alquiler en su interior, así como un notable parking subterráneo, lamentablemente acabó por desaguar en unos años de interinidad, con una obligada administración judicial por medio...
A algunos observadores, a muchos taurinos, les parecía que nada sucedía. Parecía... pero se estaba caminando hacia un riesgo infinito para la Tauromaquia portuguesa, como luego veremos.
En apariencia, todo seguía igual : la plaza, las corridas de toros (aunque en algo menor número),
los locales comerciales, el parking generalmente bien repleto, los bares en locales arrendados en diferentes sectores de la plaza -a cada cual más atractivo-. Noches de jueves, noches de tourada, las "esplanadas" a tope, los comes y bebes; la guitarra y el cante jondo del dueño del "Volapié", etc. etc. etc.

Se sucedieron así esos años de interinidad, al mando de la "administración judicial" con la que apareció desde el primer día -como cabeza bien visible- la doctora Maria Paula Ribeiro Mattamouros Resende, durante años pues, "Administradora da Insolvência da sociedade gestora do Campo Pequeno (Sociedade Urbana de Reconstrução do Campo Pequeno), nomeada pelo Tribunal do Comércio de Lisboa". Con mando en plaza, pues, la imagen pública que trascendió esos años no era otra que la de una administradora que salía en las fotos cada dos por tres, ocupaba barrera o burladero especial y entregaba trofeos y placas en no pocos actos y corridas de toros, etc. etc. etc.

Pero la procesión iba por detrás de aquella fachada; y los taurinos, en vez de estar atentos a lo que podía pasar : la llegada tarde o temprano de una empresa, de unos empresarios que comprasen los restos del naufragio de la SURCP (Sociedade Urbana de Reconstrução do Campo Pequeno)... los taurinos, decíamos, quisieron creer que aquello era eterno, que la "catedral mundial do Toureio a Cavalo" seguiría funcionando como si nada...
Y no era así, el proceso de la "falencia" seguía su curso en esos años. Y de repente, ahora, hace unos meses, se supo que un grupo de empresarios se iban a hacer con los restos del naufragio, se iban a hacer con los no pocos años de derechos de concesión que le quedaban -de explotación de la plaza y todo lo que alberga el edificio- a la Sociedad SURCP.
Y ahí iba a acabar el reinado de la doctora Matamouros Resende. Se le acababa el figurar las noches de los jueves, los retratos cada dos por tres en la web lisonjera de Alvarenga y demás regalías que había tenido por ser la figura mandante y tronante en todo lo que era Campo Pequeno.

Tres espabilados empresarios vieron oportunidad de negocio en lo de echar mano de los restos del naufragio del siempre atractivo -y más después de su reforma gigante y reinauguración- Campo Pequeno.
Dos de ellos se iban a ocupar de explotar el área del parking y los locales comerciales. El otro, Álvaro Covôes, de la plaza... de toros. Pero no para dar corridas de toros allí, que eso en realidad al buen hombre le importa un carajo; sino meter allí todo tipo de festivales musicales y conciertos, que es la especialidad del buen señor, que es eso a lo que se dedica...
Mientras esa situación se producía, los llamados agentes del mundo taurino, seguían en Babia; dormidos en su sueño, pensando que ahí, en la "catedral mundial do Toureio a Cavalo" todo seguiría como siempre, no se atrevería el nuevo empresario a dejar a un lado la Tauromaquia...

Hasta que se fue desvelando, poco a poco, la realidad nueva que se iba a instalar en el lugar.
Surgieron primeras críticas (absurdas, desde el momento que quien compra esos derechos de concesión está en su legítimo y legal derecho de hacer con el lugar y en el lugar lo que le plazca...).
Alguien dijo saber que existiría por parte de quien se adjudicó los derechos una obligación de dar allí corridas de toros... Si así fuese : ¿cuántas tendría que dar?. Probablemente no habría obligación alguna, y si la hubiere, no diría cuántas al año. Algo así debe de ser cuando la nueva propiedad que explota el lugar acabaría por hacer un concurso público para arrendar la plaza para realizar seis, solamente seis (cifra ridícula) corridas de toros y con unos precios de arrendamiento por corrida como para pensárselo y mucho cualquiera que quisiera concurrir...

En efecto, la empresa "A Plateia Colossal,  com sede em Centro de Lazer Campo Pequeno, 1000-082 Lisboa, freguesia de Avenidas Novas, concelho de Lisboa, entidade exploradora do Campo Pequeno torna público que, para a Temporada de 2020, põe a concurso 6 (seis) datas para a realização de 6 (seis) Corridas de Toiros...". Así se proclamó y dijo antes de que explotase la crisis del coronavirus; ahora dice que volverá con el anunciado concurso cuando acabe la emergencia que se vive...

Sea como fuere : suena ese concurso a una especie de cubrir el expediente. Las condiciones del mismo a primera vista parecían inasumibles tiempo atrás. Ahora, a ellas habrá que añadir las que ponga el Gobierno portugués para el tiempo de desescalada de la pandemia... O sea : imposible dar allí corridas de toros so pena de perder un dineral. ¿Quien se va a meter en ello?. Pero imposible ahora e imposible el año que viene...

Y si la "A Plateia Colossal" va por donde va : espectáculos musicales y en media docena de fechas que me sobren unas corridillas de toros para cubrir el expediente... está muy claro que vamos a asistir en los próximos tres, cuatro, cinco años a lo sumo, a la agonía y muerte de las corridas de toros en la capital de Portugal.
Pasará Campo Pequeno de ser santo y seña de la Tauromaquia portuguesa, a convertirse en algo residual, insignificante, muy por detrás de lo que antes era, hasta el extremo de que la gente perderá interés por ir allí -¡vaya usted a saber si eso es lo que se persigue-, para, al final,   quien corresponda darle al asunto el golletazo -por utilizar términos taurinos- y acabar ya para siempre con el espectáculo taurino en el lugar.

Es triste, pero ese es el final que se atisba para lo de Campo Pequeno. Y una vez ya en manos de Covôes y cía el derecho de hacer y deshacer allí, sabiéndose que la Tauromaquia no le dice nada especial a don Álvaro, que lo suyo es la música... el asunto parece estar muy claro : blanco y en taza, por seguir utilizando expresiones al caso.
De manera que la Tauromaquia, en Portugal, así que "caiga" el Campo Pequeno, que caerá... tiene el futuro negro, negrísimo. Pero los culpables no serán los Covôes al servicio de sus negocios, los culpables no son otros que los propios taurinos portugueses : empresarios, apoderados, toreros, cavaleiros, ganaderos... embaucados y atolondrados durante años, encantados de ver la sonrisita permanente y los bellos ojos de la doctora Matamouros, creyendo estar viendo en ella a la empresaria del Campo Pequeno, en vez de tener en cuanto que era y es una profesional del Derecho, una jurista puesta ahí por un Juez para llevar adelante el proceso concursal que, tarde o temprano, entraría en una recta final en la que, como habrá sucedido, se venden activos (en este caso la concesión de explotación) para recaudar dinero y así poder pagar a los acreedores... 
Esto iba -y se sabía- que iba a suceder y por lo que se observa sucedió. Mientras, los taurinos se ponían de perfil, "assobiavam para o lado...", metiendo la cabeza debajo del ala y no moviendo un dedo para constituir una empresa, sociedad o colectivo que ofreciese por lo que estaba a la venta mejores dineros y condiciones que las que iba a acabar ofreciendo Covôes y cía. 

Y así se escribe la historia. Campo Pequeno como grandiosa plaza de toros resucitó en enorme gloria hace 14 años tan solo. Y en menos de tres lustros ha entrado en agonía, casi ya irrecuperable para la Tauromaquia. Triste final. Pero los propios taurinos, quiérase o no, son los culpables de que se haya llegado hasta aquí. Algunos lamentarán haberse pasado el tiempo con tanto compadreo y sonrisa en los besamanos organizados por Matamouros y restante staff del tiempo de interinidad del Campo Pequeno, en vez de haberse movido, de haber preparado el adecuado resorte para que, ahora, no sucediese con la "catedral mundial del Toureio a Cavalo" lo que, inexorablemente, va a suceder.

Encima, a la Tauromaquia le ha caído "por riba" la crisis del Coronavirus. Es una de las actividades que no se va a poder recuperar en nada durante este 2020 probablemente. Los taurinos están negros, además de perseguidos por no ser en las modas actuales una actividad "políticamente correcta", aunque sea legal de pies a cabeza; se les ve -injustamente- como apestados. Pero -por lo general- ni han sabido defenderse, ni lo que tienen para que les defienda funciona como debía de funcionar. Camina así la Tauromaquia portuguesa por caminos muy tortuosos. Cuando -  si Dios quiere- acabe esta peste del coronavirus, llegará la pura y dura realidad... : además de los problemas y agujeros económicos que provocará la tremenda inactividad de este 2020, todos los toreros, apoderados, cavaleiros, forcados... se darán de bruces con otra durísima realidad; su santo y seña -como siempre fue Campo Pequeno- estará a punto de desaparecer como plaza de toros para ellos; y por contra : para mayor gloria de rockeros, heavy-metal, jazzistas y demás personal del agrado de Covôes y sus negocios musicales.

EUGÉNIO EIROA



A la izquierda, Rui Bento Vásquez, director taurino (la nueva propiedad de la concesión
de Campo Pequeno le dio la boleta al acceder a la explotación del lugar).
A la derecha vemos a la famosa Dra. Matamouros Resende, "Administradora da Insolvência
da sociedade gestora do Campo Pequeno (Sociedade Urbana de Reconstrução do Campo Pequeno)"
Plaza de Toros de Campo Pequeno, hace muy pocos años, en día de abarrote en las gradas



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