Durante años, en mis primeros tiempos de viajes por Portugal, me llamaba poderosamente la atención, llegada la Semana Santa, la contundencia y reiteración, con la que al terminar cualquier conversación con quien fuere : un amigo, un camarero del bar, un vendedor de lo que fuere, un interlocutor cualquiera... proferían siempre la frase y con ello loable deseo :Cuando pasaron los años y uno, en su modestia, fue adquiriendo más conocimientos sobre Portugal y los portugueses (al margen constatar la buena educación y buenas formas que muestran y que suelen ser más y mejores que las que mostramos los españoles actuales), llegaría a entender perfectamente el cómo y el por qué de esos permanentes deseos de -- Páscoa Feliz!, al llegar Semana Santa y en la semana posterior.
-- Páscoa feliz!.
Alguno iba más allá y lo pormenorizaba :
-- Desejos de uma Santa Páscoa Feliz!.
Para los portugueses, en su yo más profundo, la Pascua es algo bastante más importante que para los españoles. Me acuerdo de la realidad con que me di de bruces, un año, en un lunes de Pascua, en la ciudad de Braga : estaba todo cerrado. Y todo es todo : bares, pastelerías, restaurantes... todo. ¿Dónde está la gente?, pregunté a un tipo que por la calle iba...
--- Las familias celebran mucho tanto el Domingo de Resurrección como el lunes de Pascua. Aquí, en Braga, el lunes de Pascua significa para las familias tanto, que se reúnen, en sus casas, en sus fincas, en las casas familiares de las aldeas de origen, como si fuese en Navidad (para que usted lo entienda). Por eso todo está cerrado... La Pascua es la ocasión para estrechar lazos familiares una vez más, muy importante para los portugueses, sean creyentes o no...
Fue entonces cuando entendí que lo de "Páscoa Feliz!", ese deseo, al fin y al cabo fraternal, de boca de cualquier interlocutor portugués, en estos días de Semana Santa y siguiente semana, estaba fundado en una tradición a través de los siglos, que permanece inalterada, hermosa sin duda, como es -sean o no creyentes- celebrar por todo lo alto la Pascua.
Pascua de Resurrección este domingo. Y tanto en España como en Portugal, con sus poblaciones enclaustradas, nada es igual que en años anteriores, nada es igual con esta peste encima. Las familias, separadas inevitablemente, no podrán reunirse como en otros años. La tradición de comer cordero o cabrito asado, más o menos podrá cumplirse; pero el poder sentar a todos los familiares a la misma mesa; el reencuentro tradicional en las casas familiares de aldea; la visita breve al cementerio, en algunos casos, aprovechando el retorno a los orígenes, para poner unas flores al ser querido que ya no está aquí... todo eso, esta vez, no podrá ser.
Aún así, parafraseando a los hermanos portugueses (como siempre les denominamos y les denominaremos), permíteme, querido lector, que te envíe, estés donde estés :
Os meus desejos de uma Santa Páscoa Feliz!.