Tras la gran realidad de la Autovía do Morrazo : "La Diputación no debería estar solamente para llenar de chepas y lombos vías que están pudiendo a gritos otro tipo de mejoras..."
El viernes noche, a la vuelta de Cangas, "inauguramos" el tramo tercero de la autovía do Morrazo, puesto en servicio apenas unas horas antes. La sensación, como no podía ser de otro modo, fue la de hacer la distancia entre el alto de A Portela (aún el antíguo corredor, ahí) y el puente de Rande en un santiamén.
Vinieron entonces a la memoria aquellas historias de los que, antes de construirse el corredor, decían que solamente desgracias traerían las vías rápidas para O Morrazo. Hoy, esos, radicales de pensamiento -y algunos de obra- están callados so pena de ser el hazme-reir de sus convecinos.
El corredor trajo a O Morrazo mejora en la comunicación terrestre y aunque aparecieron accidentes producto en no pocos casos de la falta de prudencia de algunos temerarios, no es menos cierto que fue un adelanto. Y ahora, la autovia, incuestionablemente, es el paso de gigante para la mejora comunicacional y desarrollo de la zona.
Ha hecho bien el señor Alcalde de Cangas acudiendo finalmente al acto de puesta en servicio de la autovía. Un alcalde debe ser, siempre, alcalde de todos y no solo de sus ideas. Y si algo hay que decir, aprovéchese el momento, como el regidor bien aprovechó.
Ha hecho mal la señora alcaldesa de Moaña, alegando una boda para no estar presente. El casamento de un vecino no puede ser más importante que el interés general de miles de moañeses. Y un reordenamiento horario en su agenda, sin duda, habría permitido a la regidora estar donde tenía que estar y no estuvo.
Cuando pase el tiempo, todos, incluída la regidora, nos daremos cuenta de la enorme importancia que la autovía -gratuita- tiene para O Morrazo. Y valoraremos adecuadamente el esfuerzo indudable que la Xunta ha hecho y cómo ha sabido afrontar en tiempo y forma una obra de envergadura, en tiempos en que la crisis económica, no hacía presentes holguras de millones en las arcas públicas. Pero la Xunta afrontó y acabó esta obra en tiempos difíciles, de ahí el mèrito y el notable compromiso.
O Morrazo, hoy, con esa autovía, está revitalizado. No hay duda.
Pero esa obra debería de ser complementada, con la mejora de carreteras secundarias, en las conexiones de la autovía con los núcleos de población y con las zonas de playas que tanto atraen a miles de automovilistas. Y es ahí en donde "la Diputación de Carmela Silva" debería de dar el do de pecho, debería hacerse presente, y hacer que las carreteras de su jurisdicción y otros pequeños viales en donde pueda actuar, pasen a tener realidades bien distintas -para mejor- de las que actualmente presentan. Es hora de que esas "políticas" tan cacareadas por el organismo provincial se plasmen también en realidades brillantes en materia de comunicaciones e infraestructuras.
Y si así no se producen los del organismo provincial, bien harían entregando a la Xunta la competencia en las carreteras provinciales. La Diputación no debería estar solamente para llenar de chepas y lombos vías que están pidiendo a gritos otro tipo de mejoras que, por el momento, parecen lejanas a la realidad que urge contemplar.
Para ese viaje, ciertamente, poca falta hace una Diputación de oídos sordos.
Vinieron entonces a la memoria aquellas historias de los que, antes de construirse el corredor, decían que solamente desgracias traerían las vías rápidas para O Morrazo. Hoy, esos, radicales de pensamiento -y algunos de obra- están callados so pena de ser el hazme-reir de sus convecinos.
El corredor trajo a O Morrazo mejora en la comunicación terrestre y aunque aparecieron accidentes producto en no pocos casos de la falta de prudencia de algunos temerarios, no es menos cierto que fue un adelanto. Y ahora, la autovia, incuestionablemente, es el paso de gigante para la mejora comunicacional y desarrollo de la zona.
Ha hecho bien el señor Alcalde de Cangas acudiendo finalmente al acto de puesta en servicio de la autovía. Un alcalde debe ser, siempre, alcalde de todos y no solo de sus ideas. Y si algo hay que decir, aprovéchese el momento, como el regidor bien aprovechó.
Ha hecho mal la señora alcaldesa de Moaña, alegando una boda para no estar presente. El casamento de un vecino no puede ser más importante que el interés general de miles de moañeses. Y un reordenamiento horario en su agenda, sin duda, habría permitido a la regidora estar donde tenía que estar y no estuvo.
Cuando pase el tiempo, todos, incluída la regidora, nos daremos cuenta de la enorme importancia que la autovía -gratuita- tiene para O Morrazo. Y valoraremos adecuadamente el esfuerzo indudable que la Xunta ha hecho y cómo ha sabido afrontar en tiempo y forma una obra de envergadura, en tiempos en que la crisis económica, no hacía presentes holguras de millones en las arcas públicas. Pero la Xunta afrontó y acabó esta obra en tiempos difíciles, de ahí el mèrito y el notable compromiso.
O Morrazo, hoy, con esa autovía, está revitalizado. No hay duda.
Pero esa obra debería de ser complementada, con la mejora de carreteras secundarias, en las conexiones de la autovía con los núcleos de población y con las zonas de playas que tanto atraen a miles de automovilistas. Y es ahí en donde "la Diputación de Carmela Silva" debería de dar el do de pecho, debería hacerse presente, y hacer que las carreteras de su jurisdicción y otros pequeños viales en donde pueda actuar, pasen a tener realidades bien distintas -para mejor- de las que actualmente presentan. Es hora de que esas "políticas" tan cacareadas por el organismo provincial se plasmen también en realidades brillantes en materia de comunicaciones e infraestructuras.
Y si así no se producen los del organismo provincial, bien harían entregando a la Xunta la competencia en las carreteras provinciales. La Diputación no debería estar solamente para llenar de chepas y lombos vías que están pidiendo a gritos otro tipo de mejoras que, por el momento, parecen lejanas a la realidad que urge contemplar.
Para ese viaje, ciertamente, poca falta hace una Diputación de oídos sordos.
LUIS ARTIME