Ourense siempre fue cuna de artistiñas
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Mis artistiñas.
Ourense siempre fue cuna de artistiñas. De buenos pintores, extraordinarios escritores y grandes escultores. Por ejemplo, del maestro Otero Pedrayo y de don Vicente Risco. De gente culta capaz de reunirse en animada y contagiosa tertulia de café.
Pasead, si no, por la ciudad más antigua, la de la piedra milenaria que diferencia su origen cósmico, para revivir la cultura que aún envuelve el apasionado recuerdo de antaño, cuando Vidal Souto tenía cama de obispo muy cerca de la calle de las putas y Carlos Viejo era capaz de lanzar “cien eructos por minuto”, tras beberse el barril de cada noche en el bar aquel, a dúo con Alexandro, que ahora es también muxián.
Sobre la piedra que resiste el paso del tiempo, si te fijas bien, volverán los atardeceres de taberna envuelta en arte y poesía; la del Tucho y aquella otra de San Cibrao das Viñas… Y las noches de cine con Pepe Suárez… Los viajes literarios al Buenos Aires de Blancoamor… Las conversaciones prohibidas…
Es la cultura de un pasado que aún envuelve el caminar apasionado de algunas de mis noches ourensanas y que me recuerda de vez en cuando mi amigo, pintor de la quintaesencia de la Galicia Única, Carlos Viejo.
Como en esta ocasión en la que me envía una divertida foto del profesor Fortes flanqueado por Vidal Souto, con su traje de “rey de la noche” y el propio Viejo, recién llegado del Festival de Benidorm con Julio Iglesias.
¡Qué buena gente y como la quiero!
Y como me alegro de que, en el Ourense de ahora, crezcan nuevos genios de la plástica; de que la imagen tenga un lugar en el nuevo tiempo; y de que el cine incluso tenga un festival.
Me cuentan que los artistas ourensanos de hoy, cruzan fronteras de vértigo y encienden la chispa de la modernidad por el mundo… Pero el origen de esta cultura actual lo hallaremos siempre en aquel tiempo, cuando los artistas eran los artistiñas.
Texto : XERARDO RODRÍGUEZ . Foto : Galicia Única
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Ourense siempre fue cuna de artistiñas. De buenos pintores, extraordinarios escritores y grandes escultores. Por ejemplo, del maestro Otero Pedrayo y de don Vicente Risco. De gente culta capaz de reunirse en animada y contagiosa tertulia de café.
Pasead, si no, por la ciudad más antigua, la de la piedra milenaria que diferencia su origen cósmico, para revivir la cultura que aún envuelve el apasionado recuerdo de antaño, cuando Vidal Souto tenía cama de obispo muy cerca de la calle de las putas y Carlos Viejo era capaz de lanzar “cien eructos por minuto”, tras beberse el barril de cada noche en el bar aquel, a dúo con Alexandro, que ahora es también muxián.
Sobre la piedra que resiste el paso del tiempo, si te fijas bien, volverán los atardeceres de taberna envuelta en arte y poesía; la del Tucho y aquella otra de San Cibrao das Viñas… Y las noches de cine con Pepe Suárez… Los viajes literarios al Buenos Aires de Blancoamor… Las conversaciones prohibidas…
Es la cultura de un pasado que aún envuelve el caminar apasionado de algunas de mis noches ourensanas y que me recuerda de vez en cuando mi amigo, pintor de la quintaesencia de la Galicia Única, Carlos Viejo.
Como en esta ocasión en la que me envía una divertida foto del profesor Fortes flanqueado por Vidal Souto, con su traje de “rey de la noche” y el propio Viejo, recién llegado del Festival de Benidorm con Julio Iglesias.
¡Qué buena gente y como la quiero!
Y como me alegro de que, en el Ourense de ahora, crezcan nuevos genios de la plástica; de que la imagen tenga un lugar en el nuevo tiempo; y de que el cine incluso tenga un festival.
Me cuentan que los artistas ourensanos de hoy, cruzan fronteras de vértigo y encienden la chispa de la modernidad por el mundo… Pero el origen de esta cultura actual lo hallaremos siempre en aquel tiempo, cuando los artistas eran los artistiñas.
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