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Los enanitos

 LOS ENANITOS

Estoy solo ante el ordenador, casi sin enterarme de nada. Además, mirándome, me veo en el espejo ese precipicio que cae desde la grandiosidad de la montaña hasta la vulgaridad de la vida.  Eso… mi vida es de lo más vulgar. Mi viejo cerebro no conoce nuevas tecnologías con las que se evade esa gente que mantiene constantes diálogos digitales. Me he dado cuenta de que yo soy un mudo tecnológico y vivo mi aislamiento activo rodeado de viejos cachivaches que me recuerdan historias del pasado. Algunas, incluso, son inconfesables…

Vaya. Me miran fijamente los “tres enanitos de la carballeira” que aún sobreviven en la estantería de mi chiringuito. Son hermanos de aquellos cuatro que se quedaron en otras casas, confundidos por las múltiples mudanzas a las que me hube de someter para subsistir.

—- ¿De qué enanitos hablas?

—- De aquellos que cantaban las verdades al lucero del alba por la sureña y desaparecida Radio Noroeste.

Aquella emisora era un grano en el culo de políticos y ricachos, por eso la compró la multimedia, para callar voces libres y contentar al poder de entonces, el mismo que la sigue subvencionando….

Los fantasmas de estos vivos de ahora fueron los pilares de aquella transición que nos trajo esta nueva democracia que nos mantiene constantemente vigilados, que corrompe, que permite las colas del hambre, que crispa, que te obliga a subir al alambre y lo tensa para hacerte caer al fondo de esa oscuridad en la que te instalas cómodamente, porque te convencen de que cuanto veías a tu alrededor no era en realidad tu paisaje, solo un espejismo.

Los tres enanitos son aún tan íntegros que se hicieron amigos de los palestinos. Por eso, por su rebeldía social, los poderosos les robaron sus medios, los han dejado mudos, como a mí la tecnología. Me están entrando muchas ganas de resucitarlos en esta nuestra revista común, la de la Galicia Única. 

Digo yo que merecerá la pena para que les digan lo que a mí me dice alguno…

—- Eso que haces es “periodismo antiguo”.

Estoy pensando en que calarían bien entre esos jóvenes que se hablan por guasap (o como se escriba). 

XERARDO RODRÍGUEZ