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Un día cualquiera, las ondas de mi navío
me llevarán al presentido allende;
y a lo mejor encuentro en ese arcano
el ideal de piedra y de palabras:
el sol al fondo, y en las ondas… el alma.
(Gonzalo Torrente Ballester).
Si vienes a Galicia no te quedes en los paisajes de sus cumbres suaves, de sus valles profundos, de sus mil ríos, de sus lagos o de su perspectiva marina. No te entusiasmes solo con sus estatuas de piedra salada, con el rostro del antiguo reino reflejado en el agua o con la blancura que cubre hoy el verde en la montaña. No te conformes, mi amigo, que yo voy a enseñarte los motivos esenciales por los que en mi país descansa la primavera. Ella viene porque Galicia…
Marzo se muere y renace la policromía del paisaje.
Aquí está otra vez el sol de la vida para encender la fantasía que borra la espesura de la niebla y el orballo invernal. Por eso vuelven las aves y la luz de los cielos limpios baila sobre el agua clara, de flores de cristal.
Renacen otra vez acacias, carqueixas, toxos y xestas y los mil verdes envuelven con su intensidad… esta Tierra guapa.
Beben su inspiración en las fuentes del paisaje y escriben con el dulce acento de nuestro propio idioma, que ya ha cumplido mil veinticuatro primaveras de historia. Cantan lo que el corazón les dicta y cuentan cómo nació la estirpe de nuestra sangre. Ven en la lluvia amapolas de agua y en la noche cumbres de estrellas…
Por eso en la Tierra Única escuchamos la voz de los poetas con música de mar bravo o viento de montaña.
Si vienes a Galicia no te quedes en los paisajes de sus cumbres suaves, de sus valles profundos, de sus mil ríos, de sus lagos o de su perspectiva marina. No te entusiasmes solo con sus estatuas de piedra salada, con el rostro del antiguo reino reflejado en el agua o con la blancura que cubre hoy el verde en la montaña. No te conformes, mi amigo, que yo voy a enseñarte los motivos esenciales por los que en mi país descansa la primavera. Ella viene porque Galicia…
Marzo se muere y renace la policromía del paisaje.
Aquí está otra vez el sol de la vida para encender la fantasía que borra la espesura de la niebla y el orballo invernal. Por eso vuelven las aves y la luz de los cielos limpios baila sobre el agua clara, de flores de cristal.
Renacen otra vez acacias, carqueixas, toxos y xestas y los mil verdes envuelven con su intensidad… esta Tierra guapa.
Beben su inspiración en las fuentes del paisaje y escriben con el dulce acento de nuestro propio idioma, que ya ha cumplido mil veinticuatro primaveras de historia. Cantan lo que el corazón les dicta y cuentan cómo nació la estirpe de nuestra sangre. Ven en la lluvia amapolas de agua y en la noche cumbres de estrellas…
Por eso en la Tierra Única escuchamos la voz de los poetas con música de mar bravo o viento de montaña.