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+ Texto : Xerardo RODRÍGUEZ -
+ Fotos : ARAÚJO MACEIRA -
Leo al bueno de Xerardo Rodríguez en su "Galicia Única", peleando con sus achaques, leo sus verdades en forma de reflexiones siempre interesantes, leo y siento lo que siente, que al fin y al cabo, uno ya va en el pelotón de los que andamos solo una década detrás de Xerardo... por tanto también con algunos achaques ya, o goteras, llámale como quieras.
Me refiero hoy a Xerardo, -como el diría- porque me da la gana y porque es uno de los pocos y grandes amigos de verdad, de los que quedan muy pocos, porque otros se han muerto y -además- ya no abundaban antes estos que yo digo los buenos.
En las primeras etapas de la Vida, amigos parecen crecer y multiplicarse como en el milagro de los panes y los peces. Y en la alegre juventud crees que esa legión hasta te hace importante, al tener... "tantos amigos". Si en la etapa profesional de tu Vida te toca andar en tu desempeño con alguna celebridad, verás que los amigos del tiempo de los estudios van quedando atrás y empiezan ahora a rodearte una serie de amigos-moscardones...
Luego, cuando en tu empresa te tiran por un barranco aunque tengas importante hoja de servicios... asistes a la transfiguración ipso-facto de esos amigos-moscardones en ex-amigos-si-te-he-visto-no-me-acuerdo... Incluso alguno resulta de tal condición miserable, resulta ser de nauseabunda calaña, que escribe inmediatamente en cierto lugar poco menos que celebrando el hecho de que te hayan tirado por un barranco... (años después, a ese miserable -que se decía amigo- le tiraron también por un barranco los de su empresa. Ese día yo no publiqué nada en lado alguno, diciendo poco menos que me alegraba de que a semejante elemento le hubiese llegado su San Martiño)...
La Vida es también esto para muchos... te utilizan y te adulan mientras les sirves, te exprimen todo lo que pueden y... un día te tiran por el barranco; y los que decían ser tus amigos, salen corriendo de escena, renegando de haberte conocido... eran amigos-moscardones, de conveniencia, volaban alrededor a ver qué beneficio sacaban de aquella su falsa amistad...
Obviamente, no todo el mundo es así. Hay algunos amigos, pocos, los de verdad, que permanecen... Permanecen hoy desde los tiempos del colegio -escasísimos estos, claro está-. Permanecen hoy desde los tiempos de la etapa profesional-laboral de la Vida, también pocos, aunque algunos más... Esos que hoy puedes citar con orgullo, eran, son -los que aún viven- los amigos de verdad. El resto, o es paisaje, o es un batallón de cínicos que tocó aguantar en la Vida.
Esta reflexión en voz alta, me gustaría que el lector, la lectora, no la interpretase como queja, ni lamento de nada. Si acaso una reflexión en voz alta al compás de los no pocos años recorridos gracias a Dios. Para también decir que me he acordado hoy con toda justicia del bueno de Xerardo Rodríguez, porque sigue siendo un gran amigo, sigue siendo un grande ejemplo de periodista (como radiofonista, desde luego que de lo mejor que he conocido en España) y sigue siendo una gran persona; a la que le pesan los años, sí, pero a la que desde aquí envío el fuerte abrazo unido al deseo ferviente de que, junto a su esposa, hijos y nietos, tenga por delante muchos años aún de felicidad, inevitablemente de algunos achaques (¡qué le vamos a hacer!) y, de vez en cuando, de esa inspiración brillante que le caracteriza ante el computador, para seguir deleitándonos -como lo hace cuando quiere y puede- con esos excelentes textos y reportajes que retratan tan bien la Vida diaria y la Galicia que tanto ama.