Los fabricantes de sueños... historias de la Vida misma

LOS FABRICANTES DE SUEÑOS

Algunos periodistas –no todos- añoramos la mina. Tenías que verme ayer absorto en el paisaje recordando los millones de pasos que he dado por el país, en tono documental o con modos de reportero.

Sin embargo, mis deseos de viejo se centran ahora en otras historias que están sucediendo en las empresas de comunicación. Pienso en esos jóvenes periodistas a los que les han robado la vocación en aras de la economía…

—- A mí lo único que me interesa de la comunicación es el dinero.

Esta es la sentencia de un joven meritorio con cualidades para triunfar. El pobre cree que el buen periodista es ese millonario de la telebasura al que todos olvidarán cuando las arrugas le retiren de pantalla.

Se equivoca el becario al fijarse exclusivamente en el ejemplo del rostro bonito porque, para que todo luzca en televisión, hay detrás de la pantalla casi un ciento de profesionales por programa que nunca llegarán a famosos… sin embargo son los que trabajan por vicio, porque su profesión es su amada amante.

Déjame que hoy rompa una lanza a favor de esta mi gente, -periodistas, guionistas, productores, maquilladoras, técnicos, cámaras, montadores, realizadores- a los que empresarios y ejecutivos sin escrúpulos están vejando de forma ignominiosa, rebajando a mínimos sus derechos laborales con contratos basura y olvidando en el paro -porque no tragan- a una legión de creativos capaces de revolucionar la mediocridad televisiva. 

Esto va también por los políticos a los que solo interesa su promoción personal.  Sin los fabricantes de sueños no existirían porque nadie vería sus telediarios manipulados.

Espero que algún día surja de la nada un líder capaz de aunar esfuerzos para lograr ese apagón colectivo que impida los abusos. Deberían recordar algunos, especialmente los ejecutivos de las productoras, que el audiovisual es uno de los principales focos creativos de la modernidad gallega… Como en su día lo fue la moda, es hoy por hoy el sector mejor posicionado para crear riqueza y exportar producto, en esta era tecnológica que nos ha tocado vivir. Pero hay que moverse y saber decir no a la desvalorización de nuestras producciones.