Por tierras de la Silleda agropecuaria discurre el curso de uno de los ríos más populares de Galicia, afluente del Deza.
El pequeño Toxa hace reverdecer los prados en esta comarca ganadera donde abundan las vacas guapas. Pero despierta mi especial interés por su importancia ecológica: algunas especies de aves y mamíferos han creado su habitat perfecto en el curso de este hermoso río. Como por ejemplo el mirlo acuático o la lavandera cascadeña; o la nutria y el tejón, por no decir las ardillas que viven en las carballeiras próximas, muy abundantes y frondosas, en toda esta comarca. El Toxa crea su mítico e idílico lugar en lo más profundo de un hermoso bosque autóctono, de carballos y xestas.Cuenta una leyenda que, haciendo un nudo con sus ramas, volverás a la vida después de muerto. Yo no sigo la tradición porque según la teoría del Dr. Frame hay otra vida mejor o peor en el Más Allá, según sea que te hayas comportado en esta. Como quiera que he sido un niño bueno y tampoco cometí pecados mayores supongo que a mí me tienen reservada una vida muchísimo mejor.
A menos de medio kilómetro de su desembocadura en el Deza, el Toxa crea una de las más hermosas fervenzas de Galicia. El agua cae desde 30 metros con tanta fuerza que forma una especie de niebla densa que al chocar contra la pared de granito parece que vuelve a subir, dando la sensación de «llover hacia arriba».
El efecto nos asombra y la sinfonía natural de los pájaros y el agua suena magnífico, como el entorno. En él crecen plantas medicinales y se afirma que esta era la verdadera botica de los monjes del monasterio próximo de Carboeiro.
Esta mañana me acordé del Toxa mirándome en los espejos del Ameneiral al tiempo que caminaba muy despacio y disfrutaba del sol que entre los árboles no quema y además me manda esa vitamina de la que no ando sobrado.
XERARDO RODRÍGUEZ