Llevamos mucho tiempo ya machacando en hierro frío. El diálogo para besugos que sostienen la CP y la Renfe, por ende los ministerios correspondientes de los Gobiernos de España y Portugal solo lleva a la desesperación y al perjuicio para la ciudadanía. Parece mentira que formemos parte ambos países de esa Europa sostenible que tanto se proclama y de la apuesta por el ferrocarril...
Muy especialmente desde hace dos años que venimos reclamando la intervención urgente de ambos gobiernos para mejorar de un plumazo el material circulante en eso que llaman el "Tren Celta" que a diario une Vigo y Porto.
Fue en el número de mayo de 2021 de la revista portuguesa "Trainspotter", especializada en trenes, cuando se presentaba con una edición especial dedicada en gran parte a la electrificación y entrada en servicio como tal de la portuguesa linha do Minho. Grandes fotos, excelentes apuntes, documentados reportajes... un gran trabajo del equipo que coordina y dirige el gran experto en cuestiones de la ferrovia que es João Cunha, al que hay que felicitar -una vez más- desde RBT muy expresamente.No cabe duda que la llegada del tren eléctrico a las poblaciones del Minho, de Nine hasta la frontera de Valença, ha supuesto en estos últimos dos años una revolución notable, constatable a medida que pasaban los meses. Valença do Minho que ya tenía una estación ferroviaria notable, se ha convertido ahora en algo realmente importante en el panorama ferroviario portugués.
Falta ahora la segunda parte, para escándalo y vergüenza, ya que está tardando más de la cuenta y no será por falta de voluntad de la CP, sino por el abandono por parte española, por parte de una Renfe que parece despreciar las relaciones ferroviarias internacionales con el país lusitano, mientras -paradójicamente- sigue obsesionada por meterse en el ferrocarril francés y competir allí con sus trenes de alta velocidad.
Tuvo razón en su día el secretario xeral del Eixo Atlántico cuando decía que el problema de los trenes internacionales entre España y Portugal solamente tendrá solución el día en que Costa descuelgue en Lisboa un teléfono, llame a Sánchez o al que esté gobernando en Madrid, y ambos acuerden obligar a CP y Renfe a ponerse de acuerdo y recuperar, al menos, un mínimo de dignidad -en cuanto el material a circular-.
Volviendo al caso concreto de la electrificación en funcionamiento en la portuguesa Linha do Minho, la realidad obliga ahora, cuanto antes, a mejorar y dar una salida provisional para todos estos venideros años hasta que en el 2030 -o probablemente después- llegue la nueva vía directa entre Braga y Valença (que el Gobierno de Portugal va a proyectar ya en firme en próximos meses, tras su anuncio y compromiso reiterado estos meses atrás).
Mientras los trenes de velocidad alta y la nueva vía Braga-Valença no llegan, y en ello hay que esperar al menos hasta el 2030, no cabe ni un mes más, sostener el actual "tren Celta", entre Vigo y Porto, en las condiciones que se presta, pudiendo cuando menos mejorarse el material y sustituir los viejos camellos diésel, empleándose trenes eléctricos como sería deseable.
Para esto último, por parte española habría que cambiar de una vez y por todos el sistema de voltaje (25.000 en el lado portugués, 3.000 en el lado gallego entre Tui y Vigo, lo que implicará también cambiar los 3.000 existentes entre Guillarei y Ourense para no crear discordancias en la línea Vigo-Guillarei-Tui y Vigo-Guillarei-Ourense, que es el mismo tramo ferroviario en realidad).
La otra solución, hasta que Adif cambie el voltaje de alimentación de los trenes, pasaría porque Renfe colabore y disponga, al menos transitoriamente, un par de trenes ("Caf") tipo 121 -por ejemplo- que pueden operar de modo bitensión. Habría que instalarles a bordo el sistema de seguridad "convel" con el que se opera en Portugal y podrían perfectamente hacer el viaje Vigo-Porto.
Una solución más chapucera pero de momento válida, sería cooperar -mientras no se habilitan los "121"- por parte española, solamente con una locomotora diésel -no es pedir tanto-, que aguardase en Valença todos los días, entrada la noche, la llegada del tren Intercidades procedente de Lisboa. Ello permitiría sustituir la locomotora eléctrica Siemens, que habitualmente arrastra el IC directo Lisboa-Valença, por una diésel de Renfe, una operación de relevo que se haría en la estación de Valença do Minho. Permitiría también que los pasajeros entre Porto y Vigo pudiesen subirse al IC Lisboa-Valença a su paso por Porto-Campanhá y llegar a Vigo, en el que pasaría a ser un IC Lisboa-Vigo. Esto permitiría que así hubiese un tren directo entre Lisboa-Valença-Vigo, aunque tuviese que demorar unos minutos por la maniobra del cambio de máquina en Valença. Este tren Intercidades Lisboa-Valença seguiría así hasta Vigo-Guixar a donde podría arribar a las 11,30 de la noche de cada día aproximadamente, si la CP afinase sus horarios.
A la mañana siguiente, ese Intercidades saldría de Vigo temprano (7 horas española) remolcado por la diésel de Renfe hasta Valença do Minho. Ahí la diésel sería relevada por la Siemens eléctrica portuguesa y el Intercidades que había partido de Vigo, continuaría directo a Lisboa... haciendo las veces también del "tren Celta", pues llevaría así a los pasajeros del "tren Celta" Vigo-Porto de las mañanas que viajarían incluidos en los coches del Intercidades.
Luego, por la tarde, hasta que no entrasen en servicio los "121" eléctricos de Renfe entre Vigo y Porto, un "camello" amarillo sería el que hiciese las veces del "tren Celta" de la tarde-noche entre Vigo y Porto. Este mismo "camello" amarillo diésel sería el "tren Celta" que saldría de Porto a primera hora de la mañana siguiente con destino a Vigo.
De este modo, la relación Vigo-Porto y viceversa, podría tener ya mismo, inmediatamente, dos trenes diarios en cada sentido (el Intercidades que se convertiría en un directo entre Vigo y Lisboa; y el tradicional "camello" Vigo-Porto). De este modo, la oferta Galicia-Portugal mejoraría, pues incorporaría un directo entre Vigo y Lisboa -y viceversa- y aunque no mejorase -de momento- el otro tren diario entre Vigo y Porto (continuaría "el camello" hasta estar adaptados los "121"), al menos habría dos servicios diarios entre Vigo y Porto en cada sentido y uno de ellos -además- lo sería entre Vigo y Lisboa (y viceversa).
Sería una solución transitoria, hasta un mejor proveer, pero no es menos cierto que absolutamente operativa y que podría implementarse desde mañana mismo si de verdad así se desea.
Esto ya lo expusimos hace dos años. A los que mandan en este asunto, les importó un carajo. Y ahora, en que reiteramos lo mismo, les va a importar otro carajo.
¿Hay voluntad de hacerlo por parte española, por parte de Renfe?. ¿Es acaso tan costoso, colaborar con una simple locomotora diésel, simplemente eso, una locomotora diésel para hacer el trayecto Vigo-Valença-Vigo cada día, remolcando unos coches de viajeros de primera y segunda clase y un coche-cafetería?. ¿No es vergonzoso que a estas horas siga sin implantarse esta solución transitoria?.
Parece cierto lo que decía el ejecutivo del Eixo Atlántico : esto solo se arregla con un telefonazo entre primeros ministros, que obligue a las respectivas compañías ferroviarias nacionales a entrar en razón y acuerdo. Y es que, lamentablemente, el diálogo de sordos que desde hace ya mucho tiempo existe entre Renfe y CP desborda ya lo impresentable y pasa a los terrenos de lo intolerable.
Ojalá se resuelva cuanto antes.
Por cierto, decíamos hace dos años : la Xunta de Galicia debería de tomar cartas en el asunto, aunque no tenga competencias. Echamos mucho en falta que alce de manera firme su voz y tome cuenta de este grave problema, exigiendo al Gobierno central lo que cabe exigir al respecto. Pero la Xunta, en esto del tren, ya no digamos las relaciones entre España (Galicia) y Portugal, toca demasiado de oídas... Como la infinita mayoría de los políticos, que suelen estar en Babia.
Resumiendo : lo que escribimos el 18 de mayo de 2021 tiene vigencia plena hoy, dos años después, sin quitar una coma... ¿Vamos a estar así, 8, 10, 12 años más... a la espera de que se haga la obra de la llamada Salida Sur de Vigo?. ¿No merecemos un servicio digno mientras tanto?. ¿Para qué sirve estar en Europa, si en la relación ferroviaria, Portugal y España, España y Portugal, son la mayor vergüenza de la Europa de los trenes y la sostenibilidad...?
(Imagen : João Cunha)