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19-01-2021. El Sporting Clube de Braga cumple cien años

En plena pandemia, con todo el país confinado, con las reglas de confinamiento apretadas al máximo tras lo anunciado por el primer ministro portugués en la noche de este lunes, en ese escenario... este martes, 19 de enero de 2021, el Sporting Clube de Braga cumple cien años.

Pretendieron en 2020 avanzar con una primera parte de programa de actos conmemorativos... la pandemia lo impidió mes a mes. Tenían programada una segunda parte de actos conmemorativos para el tiempo después de este 19-01-2021... y mucho nos tememos que van a tener que aparcarlo para cuando se pueda. Habrán de hacer como el Papa con el Xacobeo, emitir una licencia para celebrar el centenario del Sporting Clube de Braga durante lo que se pueda del 2021 y en el 2022, que malo será que para entonces la peste no esté cuando menos muy reducida... y ya en retirada.

Pero... contra viento y marea, el Sporting Clube de Braga cumple -y eso nadie se lo puede quitar- cien años de existencia en esta jornada del martes 19. Cien años... y sus socios, hartos ya de tanto estar confinados lejos de su estadio, al fin y al cabo su segunda casa, van a montar la fiesta del único modo posible. A través de las redes sociales, de los periódicos, de las radios... han convocado a todos los que sienten el Sporting Clube de Braga a salir a los balcones y ventanas de sus casas, cuando sean las 9 de la noche de este 19 de enero, para cantar el himno del club y lanzar cohetes. ¿Por qué las 9 de la noche?... porque a esa hora, hace cien años, quedaron citados en una cafetería que aún existe, en el histórico edificio de la Arcada, en pleno centro de Braga, un grupo de aficionados al balompié, para allí, en aquella reunión, fundar lo que vino a ser el Sporting Clube de Braga.

Cien años han pasado desde entonces. Este martes, cuando sean las 21:00 horas en Portugal, especialmente en la ciudad de Braga, miles de adeptos del SCB vestirán sus bufandas, portarán sus banderas, se asomarán a ventanas y balcones, lanzarán fuego de artificio y cantarán el himno del Sporting Clube de Braga. Un himno cuya letra ya está en parte superada, pues el club va acumulando poco a poco títulos y en lo que reza la partitura solamente se habla de una Copa de Portugal conquistada, la del año 1966...

Y es que el Braga ha crecido, enormemente en los últimos 15/20 años. Hoy, aún a distancia de los presupuestos mucho más elevados de Porto, Benfica y Sporting(de Lisboa), el club braguista ha montado una estructura muy importante, que le permite el crecimiento sostenido en el que se encuentra, lo que equivale a dar más de un susto, de vez en cuando, a los que hasta ahora tenían las exclusivas del fútbol portugués. El Braga ya les gana con cierta facilidad, les priva de algún título, les elimina en momentos importantes... Al Braga hoy, en Portugal, los benfiquistas, portistas, sportinguistas... ya no le ven como antaño, por debajo del hombro; ahora el Braga molesta, a esos clubes, pero también al Sistema, al poder establecido en los organismos de la Liga, de la Federación... Porque es el cuarto importante, a veces el tercero en liza, que exige ya su lugar entre los grandes, con el que hay que contar y al que hay que respetar. Y aunque el camino del Braga sigue estando salpicado de inconvenientes y no pocas trampas que suelen aparecer cuando menos se lo espera... la realidad es que hoy, al Braga, en Portugal, ya se le ve con un respeto más o menos generalizado, que hace diez, quince años atrás, probablemente aún no le tenían.

El club, su primer equipo, ha pasado en estos últimos 15/20 años, de ser aquel equipo que jugaba para salvarse, dando por bueno un empate ("jogar para o pontinho"), al equipo capaz de derribar a colosos que se le pongan enfrente (llegó incluso a una final europea en Dublín, años atrás), al equipo que sale siempre a ganar, con el que siempre hay que contar... Mudó la filosofía, mudó la ambición, mudó la estructura, mudaron las instalaciones (hoy de primer nivel)... pero no mudó el espíritu, la llama, el profundo sentimiento; ese permanece, aunque pasen las generaciones, aunque mueran las gentes...

En efecto. Pasó el Sporting Clube de Braga en estos cien años por momentos muy difíciles, pero siempre salió adelante. Porque en todo momento, el SCB ha sido, desde el primer día hasta hoy, un profundo sentimiento en quien es adepto arsenalista. Los enemigos, los adversarios de otros clubs, en los tiempos difíciles del Braga trataban de ridiculizarle, llamándole "o Braguinha", diminutivo que -proferido por los adversarios- encerraba la consiguiente infravaloración como sentido dado a la expresión. Sin embargo, el término "o Braguinha" lo utilizaron y utilizan los propios adeptos del club, nunca como infravaloración, sí como expresión cariñosa al referirse a su club del alma, como si se refiriesen a un hijo, como si fuese parte de la familia... Es curiosa esa doble acepción del término "o Braguinha" -cosa que hemos podido constatar-. Lo curioso es que, a medida que el Braga ha ido creciendo, en estos últimos años, los enemigos y adversarios ya pocas veces atacan al SCB diciéndole "o Braguinha" porque saben que es ridículo decirle así cuando tanto ha crecido y tanto éxito viene acumulando.

Y, sin embargo, en Braga, entre los adeptos del club y los propios habitantes de Braga, se sigue hablando de "o Braguinha", "o nosso Braguinha", como algo que llevan en el alma, como un sentimiento profundo hacia algo tan propio, tan patrimonial...  Hay un lujoso restaurante en la ciudad más que bimilenaria, en cuya cercanía opera cada día un pobre joven gorrilla... Al restaurante acuden con frecuencia jugadores del Braga, también dirigentes y empresarios de nivel. El arrumador del que hablamos, cuando recibe los donativos que suelen darle los jugadores del Braga, siempre da -de un modo expresivo- las gracias y en voz alta cierra el agradecimiento diciendo : ¡vamos a ver qué hace el Braguinha este domingo, a ver si tenemos suerte y ganamos!. Para el arrumador, como para muchísimos adeptos y socios del Braga, el Braguinha sigue existiendo y seguirá existiendo siempre porque es lo que han heredado, en terminología cariñosa y afectiva, de padres a hijos, de hijos a nietos... generaciones varias ya, en una historia de cien años, que comenzó con camisetas verde y blanco, para pasar pocos años después al modelo actual "arsenalista" porque un entrenador que por Braga pasó, dijo que el modelo a seguir era el británico, la vestimenta de los dueños -desde 1913- del estadio del barrio londinense de Higbury, el Arsenal. De ahí que a los jugadores del Braga tantas veces se les diga los arsenalistas...

Braga es una ciudad muy especial; tan especial, que resulta absolutamente diferente. Más que bimilenaria, gran capital que fue en la antigüedad del Noroeste peninsular, la ciudad rezuma por todos sus poros historia, tradiciones, una personalidad acrisolada a lo largo de muchos siglos y a través de sucesivos pobladores que dejaron su huella indeleble. La urbe se convirtió así, con el paso de los tiempos, en esa ciudad tan especial que la convierte en única en Portugal. No es mejor, no es peor que otras importantes del país, o de la propia Península Ibérica. Pero es absolutamente diferente... Quien conozca bien Braga, quien la haya visitado y haya vuelto con una cierta reiteración, constatará que lo que referimos es cierto. En Braga, desde el rincón más humilde de la urbe al avanzadísimo Centro Europeo de Nanotecnología (por ejemplo), hay siempre un sello distintivo, un algo especial, un halo que transmite... La ciudad es profundamente respetuosa con su historia, con sus tradiciones, con sus costumbres... y al tiempo es increiblemente abierta, hospitalaria, excepcionalmente acogedora. 

Braga, al fin y al cabo, transmite al visitante el espíritu de sus gentes, esa forma de ser tan especial que los de esta urbe tienen. Si la ciudad es absolutamente diferente, como antes decíamos, los bracarenses son absolutamente diferentes. Unas gentes que, en todo momento, han sabido conservar lo propio y sentirse profundamente halagados si pueden compartirlo con quienes a la ciudad se acercan. Decían hace muchos años en la ciudad de A Coruña, como slogan de una célebre campaña turística : "la ciudad donde nadie es forastero". Pues bien, en Braga, el peligro -es un decir- está en que, como vuelvas más de una vez, no es difícil que acabes siendo un bracarense de adopción. 

Hay mil y una razones que saltan a la vista, para entender que Braga y todo lo que es Braga, o lo que representa a Braga, tiene charme, tiene razones para enganchar... la primera y fundamental es que detrás de todo lo que es, o representa a Braga, hay un alma, un sentimiento profundo, una tenacidad y un empeño, el mismo que acabó -desde la mayor humildad- por hacer grande al Sporting Clube de Braga casi ochenta años después de su nacimiento... aunque en el corazón de los bracarenses el SCB siempre fue en sus 100 años grande, de tanto cariño que le profesaron y profesan, de ahí que le sigan diciendo "o noso Braguinha".

Es por todo ello y más... que estos cien años que este martes cumple el Sporting Clube de Braga son más que una celebración de una fecha histórica. Significan cien años de amor al club por parte de todos los que en el fueron, desde dirigentes a socios, desde socios a jugadores... generaciones ya; personas, muchas de las cuales partieron de este Mundo para la gran bancada del Cielo, donde cada día de partido están allí presentes, para apoyar y seguir al que siempre fue y será su "Braguinha". Sentimientos que la muerte no puede apagar, porque estaban y están marcados a hierro y fuego en los corazones de los braguistas de pro. La muerte no es el final para los creyentes. Tampoco para los adeptos del Braga. Por eso, cada año, en las coronas de laurel que el club deposita en los cementerios donde están enterrados los fundadores de la entidad, se simboliza el recuerdo a todos los braguistas que un día partieron. Pero que estarán, en alma y espíritu siempre presentes,  desde la Eternidad, siempre cerca de lo que tanto quisieron y de lo que hoy estarán tan orgullosos de ver crecer.

El Braga llega a los cien años. No es este un artículo para evocar títulos, triunfos, derrotas, hazañas... queda eso para otro día. Este es un largo apunte de reflexiones en voz alta, de sentimientos por parte de quien, un buen día, hace ya bastantes años, acogieron con los brazos abiertos entre la masa social de la entidad, sin preguntarme nada, sin decirme nada, pero ofreciéndome todo : la noble amistad de nuevos amigos, la confraternización en tantas tardes de fútbol y de excursiones, el afecto ostensible y lejano siempre a cualquier reparo... Estos suficientes años como socio del Sporting Clube de Braga han servido y sirven a quien esto escribe para poder conocer alma y sentimientos de un club, pero también de una ciudad y de sus habitantes, los mismos que este martes grande, importante, solemne al fin y al cabo, celebrarán en lo más profundo de sus corazones los 100 años de su tan querida entidad.

En plena pandemia, cuando los aficionados no pueden acudir al estadio, cuando los lugares de siempre en "A Pedreira" están vacios un partido tras otro, es emocionante ver cómo los socios del Sporting Club de Braga no arrojan la toalla; se sacrifican, pagan mes a mes sus cuotas como asociados, sienten el orgullo de portar un carnet que significa mucho más que un número, que una condición de... Significa un profundo sentimiento, una formidable ilusión compartida, una forma de ser y entender el fútbol y un club de fútbol... absolutamente distinta a lo que por ahí se estila. El adepto, el socio del Braga, no es mejor ni peor que el de otro club de fútbol, es absolutamente diferente; en consonancia con la ciudad a la que el club representa, en consonancia con los propios habitantes de la ciudad... Los socios del Braga son absolutamente diferentes, tal vez porque jamás fueron "adeptos de las victorias", jamás cantaron el "viva quien venza", jamás pidieron más allá de lo que dicen en una de sus canciones : "solo pido que sudes la camiseta"; jamás arrojaron la toalla en los momentos más duros... por eso llegan a estos cien años en plenitud, con el club en sus mejores momentos, logrados a pulso, con todo merecimiento.

Enhorabuena a todos los socios, dirigentes y adeptos del Sporting de Braga. 100 años van a quedar atrás a las 21 horas de este 19 de enero de 2021. Vendrán otros cien, doscientos años... los que Dios quiera. Pero al Sporting de Braga nunca le faltará la bendición del Bom Jesus y la intercesión de Nossa Senhora do Sameiro. Y por supuesto, nunca le faltará esa permanente legión de irreductibles adeptos que constituyen una de las mejores -tal vez no muy numerosa- aficiones del fútbol europeo, integrada por gentes portadoras en todo momento de un sentimiento muy especial, casi imposible de describir en palabras; porque ser del Braga es algo muy especial, por momentos, indescriptible

EUGENIO EIROA FRANCO, socio 12.041 del Sporting Club de Braga




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