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El Gran Simón no quiere irse y el pueblo tampoco quiere que se vaya...

"RIAS BAIXAS TRIBUNA" es una web que funciona sin ánimo de lucro alguno. Es de agradecer el interés que muestras por esta opción...

Cuando el reloj iba esta tarde por las seis y media aproximadamente, he visto al pobre Simón en la tele, oficiando como de costumbre, pero con el rostro triste, demasiado en comparación con otras ocasiones. Y es que no paran de preguntarle : ¿va a dimitir ya?, ¿se lo ha pensado bien, no sería mejor marcharse tras pedirle esos colegios de médicos que dimita?. Y Simón iba contestando, una y otra vez que no, que si quieren cesarle, que le cesen, pero que el no abandona el barco ahora... en medio del temporal.

¡Pobre Simón!. A estas alturas de la película tener que aguantar esto... ¡Hombre, de pedir su dimisión, que lo hubiesen hecho en Primavera, cuando la primera ola!. Pero ahora, en la segunda, los peticionarios llegan tarde y mal. Porque si, efectivamente, con echar a patadas al Gran Simón del puesto donde está, arreglásemos todo lo de la Sanidad y la lucha anti-Covid, estupendo... ¡hágase ya!. Pero... sabe la gente de a pie que Simón ha sido una especie de testaferro, puesto ahí para llevarse las bofetadas de los que concentraban en el Gobierno sus iras. De modo que sacarle de donde está... poco iba a repercutir, cuando los que cuecen de verdad el bacalao del asunto, los que toman finalmente las decisiones, son otros.

Además : ¿acaso no es cierto que con el paso del tiempo mucha gente ha acabado cogiendo cariño al Gran Simón?. Un tipo que puso como condición para salir ahí, a dar la cara en la tele, no tener que ponerse corbata y sí esa cómoda chaquetilla de cremallera que hasta parece de mercadillo... Un tipo así, que se toma una semana de vacaciones y aparece haciendo cola en la caseta de alquiler de tablas de surf en la playa de Carrapateira...acaba, si me apuras, a base de colarse tantas veces en casa por el televisor, siendo uno más de la familia.

No, no, no... digan lo que digan esos colegios de galenos que querían cortarle la cabeza... a estas alturas de la película, yo no quiero que cesen al pobre Simón. Yo quiero que siga... ahora que ya sé comprender su lenguaje, sus matices, sus gestos, el movimiento de sus manos con el bolígrafo prendido por el dedo gordo y la palma de la mano... ahora que ya sé que cuando dice no pasará esto...es que puede pasar; ahora que ya comprendo que cuando dice deberíamos de... quiere decir : o se hace así o nos vamos al carajo; ahora que ya sabemos de qué pie cojea el hombre y hasta nos agrada ese tono con que nos trata : medio bondadoso, medio cura de aldea, medio no se sabe si sube o si baja ... ahora sí que no, ahora que no se lo lleven del show de los lunes y de los días que haga falta.

No, no y no. No debe dimitir, no deben cesarle. Y nos alegramos de que haya ya más de un colegio médico que se desmarque de esa proclama pidiendo la cabeza del pobre Simón. Y nos alegramos de que La Voz de Galicia haya dedicado este lunes a promover una encuesta en su concurrida web. En ella, durante todo el día, han sido más los que están con Simón que los que están en contra. Pasadas las doce de la noche del lunes, Simón seguía ahí, vencedor a los puntos, pero vencedor... la mayoría de los 15.432 votantes le respalda (54%). Su popularidad, su cercanía, sus chistecillos, su gracejo, su chaqueta de mercadillo, su pelo a veces alborotado, el timbre más bien escarallado de su voz... el Gran Simón ya forma parte del paisaje hispano; sin el no serían igual las tardes de los lunes. No es este hombre precisamente la alegría de la huerta, pero... es el, el surfista, el motero, el epidemiólogo, el santo y seña, el tipo que no se acojonó porque le tosiesen en pleno rostro un buen número de colegios de médicos.









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