Una semana después, salvo el de la boina, aquí no dimite ni Dios...
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Los cuentos chinos. Los chau-chau a los que tan dados son los políticos. Los gestos que no existen, sino el de conservar la silla, el momio, la mamandurria, lo que sea menester.
No quieren ser conscientes de que un político ha de estar siempre de prestado en el lugar que ocupa, sea en el cargo público, sea en la propia estructura del partido en el que milita. Los sillones no son de ellos, son de la ciudadanía, de los simpatizantes de cada partido que les votan, o que dejan de votarles -con lo que en este caso les están diciendo que se vayan a casa, que vengan otros más válidos para la tarea-. Pero no... después de los descalabros habidos en las elecciones gallegas, hemos asistidos a espectáculos políticamente poco edificantes, nada ejemplares; lo contrario de lo que debería ser...
¿En qué se resumen?. En que estos que son objeto de un revolcón en las urnas no aprenden la lección, no saben -o sí saben- obtener conclusiones...
La desgracia de la Política española -y gallega- es que sigue albergando a muchos que sueñan con estar años y años viviendo de la misma, aspirando a estar bajo el paraguas político con las ventajas que ello tiene. Y así, incluso derrotados estrepitosamente, siguen aferrados a lo que sea con tal de... esperando el milagro. Y como realmente, las bases de sus formaciones, o las suelen tener bien controladas, o son cinco y Nicanor el del tambor... pues lo tienen relativamente fácil para continuar ahí, a ver qué pasa.
No quieren ser conscientes de que un político ha de estar siempre de prestado en el lugar que ocupa, sea en el cargo público, sea en la propia estructura del partido en el que milita. Los sillones no son de ellos, son de la ciudadanía, de los simpatizantes de cada partido que les votan, o que dejan de votarles -con lo que en este caso les están diciendo que se vayan a casa, que vengan otros más válidos para la tarea-. Pero no... después de los descalabros habidos en las elecciones gallegas, hemos asistidos a espectáculos políticamente poco edificantes, nada ejemplares; lo contrario de lo que debería ser...
¿En qué se resumen?. En que estos que son objeto de un revolcón en las urnas no aprenden la lección, no saben -o sí saben- obtener conclusiones...
La desgracia de la Política española -y gallega- es que sigue albergando a muchos que sueñan con estar años y años viviendo de la misma, aspirando a estar bajo el paraguas político con las ventajas que ello tiene. Y así, incluso derrotados estrepitosamente, siguen aferrados a lo que sea con tal de... esperando el milagro. Y como realmente, las bases de sus formaciones, o las suelen tener bien controladas, o son cinco y Nicanor el del tambor... pues lo tienen relativamente fácil para continuar ahí, a ver qué pasa.