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Elucubraciones gastronómicas en tiempo de pandemia. Cuando el pulpo de Camariñas sustituye a las sardinas de Santo António

Esta es la época en que los hermanos portugueses celebran mejor que nadie a los que ellos llaman "os santos populares" (los santos del Pueblo). Es el tiempo de las grandes sardinadas al aire libre a poder ser, de la música, de la fiesta... este año, la pandemia se ha llevado casi todo eso por delante, que no es poco. Santo António fue celebrado en casa, San Juan que pronto vendrá será más de eso mismo y San Pedro se quedará en un para el año que viene a ver si podemos...
Fíjense bien en la foto : ¿esa bandeja se corresponde con...?. Portugal es la respuesta. Son 5 sardinas y nunca 6. No me pregunte usted por qué, pero en los restaurantes portugueses, desde siempre, cuando pides "uma dose de sardinhas", la respuesta en la mesa es la que ves en la foto. 5 sardinas, unas hojas de lechuga, las patatas cocidas y un par de rodajas de tomate. Y junto a esa bandeja, los frasquitos del aceite y el vinagre. Toda la vida así fue...

Solo que, ahora, supongo, porque con esto de la pandemia y sus consecuencias no he ido, habrá que saber cómo se las apañan con el aceite y el vinagre, que tendrán que ser pequeños frasquitos de un solo uso para que no anden de mano en mano, no vaya a ser... Y tampoco sabemos a qué saben este año las sardinhas portuguesas del Norte; que son las mismas que las que llamamos sardinas gallegas. Son del mismo rebaño y deberían de ser, como siempre fueron -un año mejor, otro año peor-, del mismo sabor... Solo que, dicen, que como los mares están cada vez mas escarallados, las sardinas no tienen tan fácil alimentarse con ciertos elementos que ahora escasean y ello se traduciría en que... en estos últimos años notemos que ya no resultan tan sabrosas como sabían antes. Vete tu a saber...

Este año, dicen, hay algo más de sardina que otros años. Estudiosos portugueses han elaborado ciertos informes y señalan que la cosa no está tan mal como se presumía. Mi amigo Joaquim me contaba el otro día que allá por el 1 de junio le dio por echar mano de unas sardinas de buena presencia en la plaza y llevarlas a su "churrasqueira" casera. Asar las asó bien, dice, pero ... a la hora de comerlas, aquello estaba más seco y más tieso que la mojama, no pingaban ni una gota. 
Este domingo, me ha puesto un e-mail para decirme que en vez de comprar sardinas para celebrar este fin de semana en casa al Santo António, optó por comprar un pulpo congelado, que venía en un estuche y que en la letra pequeña de la procedencia decía "Camariñas"...

"Era um polvo galego", dice Joaquim en su e-mail y me acompaña la foto ya asado. Y añade que lo coció un poco su mujer, luego el se lo llevó en tiras para ponerlo a asar en la parrilla de la "churrasqueira" que tiene en la terraza, mientras su mujer cocía las patatas en el agua de cocer antes el pulpo. 
Las patas del pulpo antes de entrar al contacto con el calor del carbón fueron bien untadas de un rustrido que llevaba ajo, pimentón, piri-piri, azeite de Tras-Os-Montes y no sé que más... Salió el pulpo asado con buena pinta al parecer, las patatas fueron untadas luego con el rustrido también una vez salieron de cocer... Joaquim abrió con su mujer una botella de vinho verde de Vizela, bien frío y "verdejante"... Dice que "o polvo" de Camariñas estaba de diez... ¡Joder, qué envidia!. Ya podía estar abierta la frontera para haber ido para allá a meterle el diente en casa de mi amigo. A ver si en julio despachamos juntos sardinas, ya con algo de sabor; y de paso, yo llevo un pulpo de Ons y el lo prepara como hizo con el de Camariñas.


"Santo António já se acabou

O São Pedro está-se acabar
São João, São João
Dá cá um balão para eu brincar"



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