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Crónicas del tiempo revuelto. Cuando el Otoño llegue... sabe Dios cómo andaremos

Cuando el Otoño llegue... sabe Dios cómo andaremos : de virus y de bienestar económico-social.
Cuando el Otoño llegue... habrá pasado el verano, de las burradas en las playas y en lo que no son las playas, de la permisividad exagerada, del viva-la-virgen, del ancha-es-castilla, del pienso-en-mi-y-a-los-demás-que-les-den... 
Desgraciadamente es lo poco que se vislumbra. Pudiendo ir con calma, con tiento, con sentido del sacrificio, del sembrar ahora para recoger luego... estamos inmersos en una carrera de locos que ya veremos, salvo milagro divino, a donde nos lleva. Porque de poco va a servir tanto esfuerzo de estos tres meses si en los tres próximos jugamos a coleccionadores de burradas.
Poco ayudan quienes gobiernan con tantos bandazos, tanto lo que hoy vale, mañana ya no vale; lo que ayer dije no es lo que hoy digo...
Lamentablemente, además, no es problema solamente de un país, de una región; en este mundo globalizado, también resulta que las burradas están globalizadas. Las ves aquí, allí, en el otro lado también... hay matices, hay excepciones, pero andan, aparecen, a salto de mata, en cuanto se baja la guardia. Lo sabemos bien, pero malamente lo tenemos en cuenta. No prestamos la atención debida.

Todo lo arreglan los políticos hablando de test, en muchos casos con una alegría y una ignorancia infames, como si un test fuese la garantía eterna del "no hay enfermedad que lo dice el test"; como si el test fuese infalible; como si hoy el test no pudiese decir blanco y dentro de dos o tres días no pudiese el individuo estar negro... como si se pudiese estar haciendo un test -que fallan más que una escopeta de feria- a cada persona y cada día.
Mientras, lo básico, lo absolutamente elemental, lo que debería de ser un machaca mañana-tarde-noche por la tele, por los medios : máscara en cuanto sales a la calle + distancia en todo momento + evitar en lo posible locales cerrados + no confiarse ni confiar en nadie en momento alguno... eso, que si todo el mundo lo aplicase mucho mejor nos iría... eso anda así, cada dos por tres cojo, cada dos por tres incumplido.
Pero claro, si los que tienen que dar ejemplo, muchas veces no lo dan... si los que decían exigibles dos metros de separación ya lo bajaron a uno y medio; si los que hablaban de aforos reducidos ya hablan de reducidos pero menos; si los que tal... ahora, en muy poco tiempo, ya dicen cual...
¿cómo coño no va a haber rebrotes?.

Luego le echarán la culpa a cuatro foráneos que por la puerta entraron, como si eso fuere el único problema, como si pudiésemos vivir encerrados en una burbuja. Y volveremos a empezar. Y entonces sí, como haya que volver a un confinamiento de tomo y lomo, entonces sí, todo definitivamente se irá al carajo.
Por eso : cuando el Otoño llegue... sabe Dios cómo andaremos : de virus y de bienestar económico-social.
Sabemos, eso sí, que no sabemos nada. Es todo lo que podemos saber. 
Que Dios nos pille confesados.



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