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Postal del día : Nissan, Alcoa y... cierta preocupación en la lejanía por PSA Vigo

Como cada mañana, desde la Redacción de la Voz de Galicia, nos llega lo que llamamos la postal del día desde una óptica gallega. Hoy nos la remite Azuzena Alfonsin y dice así :

Jueves negro para la industria gallega. El presidente de Alcoa en España, Álvaro Dorado, comunicaba ayer a la plantilla un despido colectivo que dejará en el paro a más de 800 familias: los 534 trabajadores de la planta de San Cibrao y alrededor de 300 empleados de las empresas auxiliares. El golpe se veía venir por las elevadas pérdidas de la multinacional en los últimos tres años: 165 millones de números rojos. Los motivos del cierre parcial son evidentes: al elevado coste de la energía se suman una sobrecapacidad del aluminio, con China produciendo el 60 % del total mundial, y una parálisis del mercado por culpa de la pandemia.
La inacción del Gobierno empeora aún más las cosas. Las disputas entre las ministras Maroto y Ribera no han hecho más que frenar los incentivos eléctricos. La Xunta insiste en que las ayudas que aún no llegan podrían ser un alivio para las industrias.
«No podemos dejar que una multinacional nos trate de esta forma. Es indecente», aseguran desde el comité de empresa de Alcoa. Los trabajadores exigen al Gobierno central que sea valiente e intervenga la compañía.
Por su parte, los alcaldes se reunirán esta tarde para valorar la decisión de la firma y analizar el impacto del cierre en la comarca mariñana que enfrenta «a peor das noticias en moitos anos».
En Vigo, la planta de PSA tiene blindados cuatro modelos de furgonetas eléctricas, lo que garantiza la carga de trabajo al menos hasta el 2028, pero su futuro se jugará en dos años. La industria auxiliar del motor ha encontrado un refugio en Mos para seguir creciendo.
Fernando Ónega analiza en su artículo el cierre de Alcoa y de Nissan, «dos petardazos a la economía cuando se está tejiendo una recesión sin precedentes». Y en opinión de Mª Carmen González «no deberíamos llorar los 500 millones en ayudas si realmente hubieran servido para mantener miles de puestos de trabajo».
Bruselas quiere evitar los errores del pasado, pero la letra pequeña de los rescates blandos que propone para inyectar a tramos las ayudas, recuerda demasiado a los capitaneados por los hombres de negro de la troika.