El cuerpo del Salvador estuvo en el sepulcro hasta el domingo por la mañana. Entonces llegaron dos ángeles y rodaron la piedra que cubría la entrada del sepulcro.
Mateo 28:1–2
Una mujer a la que Jesús había sanado, que se llamaba María Magdalena, fue al sepulcro. Quedó sorprendida al ver que la piedra no cubría la entrada. El cuerpo de Jesús no estaba en el sepulcro.
Juan 20:1–2
Corrió a contarles a Pedro y a Juan que alguien se había llevado el cuerpo del Salvador y que ella no sabía dónde estaba.
Juan 20:2
Pedro y Juan corrieron a la tumba. Encontraron el manto con el que se había envuelto el cuerpo de Jesús para sepultarlo, pero el cuerpo no estaba allí. Pedro y Juan no sabían qué hacer, así que regresaron a casa.
Juan 20:3–7, 10
María Magdalena se quedó junto al sepulcro llorando. Cuando volvió a mirar, vio a dos ángeles dentro del sepulcro.
Juan 20:11–12
Le preguntaron a María Magdalena por qué lloraba. Ella dijo que alguien se había llevado el cuerpo de Jesús, y que ella no sabía dónde estaba.
Juan 20:13
Volvió la mirada y vio a alguien. Pensó que era el jardinero. Él le preguntó por qué lloraba. Ella le preguntó si sabía dónde estaba el cuerpo de Jesús.
Juan 20:14–15
Entonces el hombre le dijo: “María”, y ella supo que era Jesús. Él le pidió que les dijera a los apóstoles que Él había resucitado.
Juan 20:15–17
María Magdalena y varias mujeres más les dijeron a los apóstoles que Jesús había resucitado. Al principio los apóstoles no les creyeron.
Lucas 24:10–11; Juan 20:18
Más tarde, mientras los apóstoles conversaban, Jesús entró al cuarto donde estaban. Los apóstoles tuvieron miedo porque todavía pensaban que Él estaba muerto.
Lucas 24:36–37
El Salvador les dijo que tocaran Sus manos y Sus pies. Había resucitado. Su cuerpo y Su espíritu se habían unido otra vez.
Lucas 24:38–40
Los apóstoles se sintieron felices de verlo. Él les pidió de comer y le dieron pescado y panal de miel, y él comió.
Lucas 24:41–43
Jesucristo fue la primera persona que resucitó. Entonces resucitaron muchas personas más, y los vieron personas que vivían en Jerusalén. Jesús había dicho: “Yo soy la resurrección y la vida”. Algún día todos resucitaremos porque Él venció la muerte
Mateo 27:52–53; Juan 11:25
¡Feliz Pascua de Resurrección a todos!
Últimas jornadas de una Semana Santa que no ha podido ser, salvo en nuestros corazones, en nuestros recuerdos, que inevitablemente -por razones de nacimiento y ascendencia- se van a la villa de Cangas do Morrazo, tan importante siempre en Galicia en cuanto a su protagonismo de procesiones y actos de su Semana Santa, que en su caso ya arranca en el anterior Viernes de Pasión o Viernes de Dolores, día festivo en la localidad como se sabe.
Ayer era Sábado Santo. Y en circunstancias normales, en Cangas habría tenido lugar el velatorio del Santo Cuerpo, en la iglesia ex colegiata de Santiago, en las inmediaciones de la llamada Capilla de Ánimas. El templo se prepara en Sábado Santo para el recogimiento y el respeto, con el altar desnudo y las luces apagadas. Las imágenes de la Santísima Virgen de los Dolores, junto con San Juan, María Magdalena, La Verónica y las Piadosas Mujeres velan a Jesús. Se respira un ambiente de fervorosa espera llena de paz y cargada de esperanza, como preludio al gran Domingo de Pascua de Resurrección.
Y hoy es ya Domingo grande, Domingo de Resurrección.
La Pascua se abre camino, entre el gozo y la alegría en los corazones, a la que nos lleva la Resurrección de Jesús.
Para dar lugar a la procesión que cada Domingo de Resurrección -salvo este año- tiene lugar en Cangas, amparados en la Coordinadora de la Semana Santa de Cangas, se creaba años atrás la quinta cofradía, la Hermandad del Cristo Resucitado, un colectivo que ya suma más de 300 entusiastas socios-hermanos que el 15-2-2015 a mediodía asistían a la bendición de la nueva imagen referencia prima de la cofradía, a cargo del obispo auxiliar de Santiago de Compostela, Jesús Fernández, en un acto celebrado en una excolegiata abarrotada de fieles.
El Domingo de Pascua, en Cangas, se cierra el calendario procesiones, con el habitual desfile procesional de la imagen del Cristo Resucitado, realizada en su día por el artesano Jorge Luis Villalba en un taller de Lugo.
Cofradía del Cristo Resucitado, Cangas
Fundada el 20 de abril de 2014
PASO: Cristo Resucitado (2015, Jorge Luis Villalba)
La más joven de las cofradías y hermandades de Cangas es la encargada de cubrir el único día importante que carecía antaño de procesiones en la Semana Santa de Cangas, el Domingo de Pascua. Salieron así por primera vez el 14 de marzo de 2015 en desfile de penitentes con capuchones y vestimenta que se completaba con túnica gris y capa azul.
La Hermandad del Cristo Resucitado, de Cangas do Morrazo, es el quinto colectivo religioso de la villa, tras la Cofradía de la Misericordia (fundada por el Gremio de Mareantes en 1709), la de la Virgen de los Dolores y de la Soledad (creada en 1748), la Asociación del Santísimo Cristo del Consuelo (formalizada en 1865) y la Agrupación de San Pedro (que inició su andadura en el año 2003).
Con la existencia de la nueva hermandad, el programa litúrgico y procesional de la Semana Santa de Cangas también creció y se cubre el "hueco" del Domingo de Pascua. Era una vieja aspiración de todos los que apoyan y promueven la Semana Santa canguesa; un logro por fin alcanzado. El presidente de la nueva hermandad, Antonio Fernández, se mostró en su día muy satisfecho por la respuesta lograda a esta iniciativa. El Domingo de Pascua es su "día grande" para esta Hermandad del Cristo Resucitado, que celebra con misa grande, solemne procesión y, al final, reparto de las roscas tradicionales como confraternización después de llegar el mediodía.
En este 2020 no podrá ser, pero seguros estamos de que, si Dios quiere, en el 2021, esta procesión, como todas las de Cangas, volverá con más fuerza y con más ilusión que nunca en los rostros de todos y todas las que en este gran empeño están embarcados.
P.S. / Un recuerdo al cierre de estos apuntes, junto a una oración por el alma de María Acuña, fallecida en estas fechas recientes, gran devota de la Virgen de los Dolores e infatigable colaborada de todo lo relacionado con la Semana Santa canguesa. María Acuña era camarera de la Virgen de los Dolores, y guardaba en su casa de Cangas, desde hacía más de 40 años, la imagen de la Virgen de los Dolores durante casi todo el año. Y era, desde su vivienda, en el Señal, desde donde se realizaba siempre -hasta la ex colegiata- el tradicional traslado de tan querida imagen de la Virgen para la celebración del septenario y festividad del Viernes de los Dolores, asi como para la participación muy activa en todos los actos de la Semana Santa canguesa. María Acuña, que estaba viviendo ultimamente en la Residencia de Mayores -de Aldán-, falleció, justamente dos días después del Viernes de los Dolores, a los 83 años de edad, tras haber contraído el coronavirus.
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A modo de epílogo a esta serie de apuntes que hemos venido publicando en estos días de la Semana Santa de 2020, aquí, en Rías Baixas Tribuna, con la debida venia desearíamos ahora reproducir en este final y Domingo de Resurrección, lo escrito en la revista diocesana Barca de Santiago, en la primavera de 2018, por el párroco titular de Santiago de Cangas, el padre Severo Lobato.
Hemos terminado hace unos días las celebraciones de la Semana Santa en nuestra Parroquia de Santiago de Cangas e Islas Cíes. Es una Semana Santa muy intensa en la que juegan un importantísimo papel las distintas procesiones que tenemos. Podemos decir que empiezan antes del Domingo de Ramos con el Traslado de la imagen de la Virgen de los Dolores desde una casa, en la que está guardada todo el año, hacia la Iglesia Parroquial (ExColegiata como gustan decir aquí) el día anterior al inicio a su Septenario, y terminan el Domingo de Pascua de Resurrección con la procesión más reciente de todas: la de Cristo Resucitado que se encuentra con su Madre enlutada durante el recorrido.
Pero para escribir de las conmemoraciones de nuestra Semana Santa antes siempre se ha de hacer referencia, aunque sea breve, a nuestra iglesia excolegiata. Ella es la mayor joya arquitectónica que atesora la Villa de Cangas y máximo orgullo de sus habitantes. Se empieza a construir ya a finales del siglo XV y que, después de distintas ampliaciones debido al título de “Colegiata” que le confiere el Papa Paulo III en el año 1.545, quedará prácticamente como se la contempla hoy en día, hasta que en 1.759 se construya su campanario actual.
Templo, pues, de estilo gótico marinero; con fachada retablo renacentista, de las más importantes de Galicia; campanario barroco “galego de placas”; y planta basilical compuesta por tres naves, cubiertas con bóvedas estrelladas sobre altas y fuertes columnas. De su interior destacaremos, claro está, su retablo mayor dedicado al Apóstol Santiago del año 1.744 de estilo barroco churrigeresco; el “Cristo de la Pila” o “Buen Jesús” que se salvó milagrosamente de la quema sufrida en 1.617 por parte de piratas berberiscos; la cruz procesional del siglo XV; el órgano donado en 1.925; las pilas de agua bendita, que son dos conchas naturales enviadas desde las Filipinas; y la lámpara del Santísimo Sacramento enviada desde Méjico.
Nuestra Semana Santa ostenta el distintivo de “Interés Turístico Gallego” desde el año 2002 y se considera la tercera en importancia después de las de Viveiro y Ferrol. Son cientos de personas que acuden a nuestra Villa para contemplar las procesiones que recorren las calles y admirar algunas de sus tallas articuladas, casi únicas en Galicia que guardan un gran valor histórico y artístico pues son manufactura, algunas de ellas, del maestro Cerviño. Así, en medio del fervor popular de esos días, resaltan esos maravillosos “pasos” procesionales cangueses. “Pasos” que muestran el carácter piadoso en los días más distinguidos del año cristiano de una villa marinera como Cangas. Y esto hay que subrayarlo muchas veces, la impronta marinera de esta Semana Santa mantenida, hasta ahora, por sus cofradías y hermandades que después de los Oficios celebrados con pasión en la iglesia se trasladan con toda su fuerza y con todo su arranque a la calle para mostrar de otro modo el Misterio Pascual.
La Parroquia consta de cinco asociaciones de este tipo: la Cofradía del Santísimo Cristo del Consuelo, cuya antigüedad exacta se desconoce, quizá parta su andadura durante el siglo XVI, es refundada a mediados del siglo XIX; la Cofradía de la Misericordia – Gremio de los Mareantes, cuyos primeros datos parten del siglo XVI, y refundada a comienzos del siglo XVIII; la Venerable Hermandad de la Santísima Virgen de los Dolores y de la Soledad, fundada a mediados del siglo XVIII. Estas tres serían las históricas. Las dos siguientes son mucho más modernas: la Cofradía de las Tres Negaciones de San Pedro, que data del año 1992, y que estrenaron imagen nueva el pasado año; y, por último, la Hermandad del Cristo Resucitado, constituida en el año 2014. Todas ellas unidas a través de la Coordinadora de Cofradías de Semana Santa.
Como ya se dijo, nuestra Semana Santa, procesionalmente hablando, se considera que se inaugura con el Traslado de la Virgen de los Dolores para el inicio de su Septenario al día siguiente, una de las procesiones más sentidas y que más gente arrastra mientras se va rezando el Santo Rosario intercalando los misterios con cantos del Stabat Mater. Es verdad, que el Domingo IV de Cuaresma, en las Primeras Vísperas, se hace el Pregón y el “Desfile Procesional” de todas estas cofradías, acompañadas por marchas procesionales, interpretadas por la Banda Municipal, en el interior de la iglesia. Antes ha tenido lugar la Novena al Nazareno que sigue conservando toda la devoción gracias a la Cofradía de la Misericordia, mayoritariamente formada por gentes de la mar. Después del solemne Septenario, el Viernes de Dolores, sale a la calle la imagen en uno de los días grandes de la Villa que todavía conserva su grandeza de antaño.
El Domingo de Ramos todas las Cofradías y Hermandades sacan la Procesión de la Borriquita, acompañada por niños de sus tercios infantiles. Y ese mismo día, a la tarde, desde hace unos años se lleva a cabo un Vía Crucis infantil, protagonizado por niños de Cofradías y catequesis con el fin de no solo interpretarlo sino ofrecer su ejercicio a adultos y jóvenes.
El Miércoles Santo sale la Procesión de la Soledad, que organiza la Hermandad de la Virgen de los Dolores. Es otra de las procesiones más bellas que tenemos, no solo por la impresión que deja la imagen de La Soledad, sino porque se logra un clima elevado de silencio y respeto, y sincero acompañamiento. Esta imagen es portada únicamente por mujeres.
El Jueves Santo, después de los oficios de la Cena del Señor, sale la Procesión de la Santa Cena en la que destaca la talla del mismo nombre que empujan los miembros de la Cofradía de la Misericordia. Es una de las tallas más esperadas durante el año para ser admirada por todos, especialmente por los niños. Acercarse a ella, cuando está en la iglesia, como a otras imágenes, tiene un efecto similar al acercamiento a los nacimientos de nuestras iglesias durante las fiestas navideñas. En esta procesión salen también las imágenes del Ecce Homo, y de la Virgen de los Dolores, llevadas por miembros de dicha Hermandad; y el paso del Huerto de los Olivos, llevada por miembros de la Cofradía del Santísimo Cristo. Esa noche, después de la Hora Santa dirigida por los socios de la Adoración Nocturna, en su turno de Cangas, el Santísimo es acompañado ante el Monumento durante toda la madrugada.
El Viernes Santo, terminandos los turnos de acompañamiento a Jesús en el Monumento, es el día más duro. Verdadero día grande para toda la feligresía de Santiago de Cangas. La primera procesión sale a las siete la mañana con la imagen de San Pedro. Su imagen, reciente, es transportada por los cofrades de las Tres Negaciones. Según el ciclo litúrgico en el que estemos, los cofrades, con la colaboración de otros, interpretan en distintas paradas que se hacen el episodio de las negaciones de Pedro hacia la persona de Jesús. Ese día tiene lugar el Santo Encuentro, momento grande de la Semana Santa en el que se predica y expone durante largo tiempo una especie de Vía Crucis popular en el que intervienen variadas imágenes, muchas de ellas articuladas: el Nazareno, la Virgen de los Dolores, San Juan, la Verónica, María Salomé, María Cleofás, María Magdalena, un joven niño llamado “Francisquiño da Ferramenta”,… termina con una de las procesiones diurnas más bonitas al transitar por las estrechas calles del pueblo. A la tarde, después de los oficios en los que se predica el Sermón de las Siete Palabras y se realiza el Desenclavo, tenemos otra de las procesiones más largas, a saber, el Santo Entierro, cuyo organización recae sobre el Gremio de los Mareantes, en las que las santas mujeres antes mencionadas portan productos balsámicos, flores, aceites… en atención al Paso de la Urna que lleva la imagen de Jesús yacente. Por último, a la medianoche, la Procesión del Silencio en el que sale la imagen queridísima en Cangas del Cristo del Consuelo, llevadas por los costaleros del Santísimo Cristo, y la del Buen Jesús, ésta portada por miembros de Protección Civil. Es una de las procesiones más esperadas pues se apagan las luces del pueblo y es acompañada por el redoble de un solo tambor.
Finalmente, el Domingo de Pascua de Resurrección, la última de las procesiones: la del Resucitado, que se encuentra con su Santísima Madre. Procesión recientísima que está arrastrando a cada vez más gente y que, al contrario de las anteriores, sale antes de la Misa Solemne entrando de manera muy festiva en la iglesia parroquial.
Gran mérito, pues, para esta Semana Santa que reclama un lugar y un reconocimiento por toda la carga de trabajo, fervor y tradición que arrastra y a la que hay que reconocerle una impronta marinera sin la cual sería impensable e inconcebible esta manera de celebrar y procesionar.
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Imagen de Cristo Resucitado. Procesiona en Cangas en el Domingo de Pascua. |
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No pudo ser en este 2020. Pero en el 2021, si Dios quiere, imágenes como esta volverán a hacerse presentes en la Semana Santa de Cangas. |