Solo a Caballero -Abel- entusiasma una cada vez más polémica reconstrucción de Balaídos
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No es de extrañar que el mandamás del Celta, el Gran Mouriño, esté que se sube por las paredes, con los tejes y manejes que el Concello dirigido por el regidor Caballero -Abel- se trae con el desastre de reforma del estadio de Balaídos (desastre, sin ir más lejos, porque la obra va lenta, tremendamente lenta y, cada vez, acumula más retrasos, lo que perjudica notablemente al club, a la ciudad y a los aficionados al fútbol. Pero eso, a Caballero -Abel- parece importarle poco).
Es evidente que la reforma de Balaídos es asunto en el que nunca debió meterse el señor Alcalde-Presidente de la Corporación Municipal de Vigo. Ni sabe de estas cosas -por mucho que presuma de lo contrario- ni tenía, ni tiene condiciones para hacer una obra rápida, que responda -además- verdaderamente a las necesidades que tiene el club que usa el estadio. El resultado de lo que allí se está haciendo, tarde y mal, es el tener que enterrar más y más dinero público para construir algo que pudo haber sido bastante mejor que lo que se observa y lo que parece que por ahí vendrá.
El último desencanto viene dado por la explicación de los planes municipales para afrontar la construcción de la nueva grada de Marcador, que llevarán a estar practicamente dos temporadas sin poder usar aquella zona del estadio. El estadio de Balaídos se quedará así sin grada de Marcador durante 18 meses como mínimo... La previsión del Concello de Vigo, según desveló ayer Javier Pardo, el concejal de Fomento, es que la obra de la reforma se inicie en el mes de septiembre y finalice año y medio después. Sería el mes de febrero del año 2022, ya en la recta final de la campaña 21/22.
Durante ese tiempo tan considerable, los socios de la zona de Marcador deberán de ser alojados en otras zonas del estadio; este perderá durante dos temporadas notable aforo y el club vivirá en precario todo ese tiempo tan largo; situación que, luego, volverá a repetirse cuando el señor regidor tenga a bien ordenar la construcción de la grada de Gol.
Mientras tanto, la tensión entre el club y el alcalde es más que evidente. El cruce de duras acusaciones es moneda corriente. Y en algún caso, por boca del alcalde esta vez, se llega a la tontería de decir -sobre las protestas del Celta- que Mouriño le está haciendo la campaña electoral a Núñez Feijóo...
Vigo, así, ofrece una lamentable imagen, pero lo peor no es eso, sino que cuando la obra esté terminada al completo, podrá comprobarse que al margen el bonito envoltorio, el todo fachada que el estadio exhibirá, se podrán observar notables carencias, o evidencias de que se podía haber hecho algo mejor, más útil, más eficiente, más propio de un verdadero estadio de fútbol al servicio de los aficionados. Estas críticas, que el Celta reitera, no gustan a Caballero -Abel- pero, infelizmente, no dejan de ser verdades y evidencias que -en algunos casos se constatan ya- y en otros tal vez se puedan constatar a la vuelta de un par de años.
Ni que decir tiene que Caballero -Abel- convirtió en convidado de piedra al Celta en este asunto. No es muy normal que así haya sido. Pero no deja de ser su derecho, como alcalde, como representante de la propiedad municipal del estadio. Pero de ahí a pretender que Mouriño ni siquiera pueda hablar y decir que lo que se está construyendo deja mucho que desear, parece más bien propio de una dictadura...
En todo caso, ahora toca construir la nueva grada de Marcador según el Alcalde. Y unas obras que podían comenzar a fines de mayo, en cuanto terminase la temporada, resulta que no se pondrán en marcha hasta el mes de septiembre... Eso ya, para empezar.
El Celta ha denunciado que la «inmensa chapuza» de Balaídos acarrea un «sobrecoste millonario»,
arremetiendo de nuevo contra el Concello por la reforma que en septiembre comenzará de la grada de Marcador. El club sigue quejándose de los retrasos en los plazos de ejecución y acusando a los promotores de la obra de provocar un «millonario sobrecoste» en una obra de reforma del estadio de Balaídos que no estará finalizada según la entidad para el centenario del 2023.
Dentro de lo que califican «una propuesta estética nefasta», también denuncian que las gradas serán «completamente diferentes y asimétricas, con distintas estructuras y alturas», con dos apartados a tener en cuenta según la misiva. Por un lado la «solución totalmente insuficiente» en materia de movilidad, accesos y evacuación entre gradas y por otro el engarce de los graderíos que «se ha realizado sin un mínimo criterio estético y resulta simplemente horroroso».
El Celta pone, además, como ejemplo, que la reforma debía completarse acercando la grada a cuatro metros del terreno de juego como hizo el club con la reforma de Tribuna Baja «el único graderío nuevo, construido por el club y el único que colma las exigencias de comodidad y funcionalidad para abonados y aficionados», según pone de manifiesto la dirección céltica.
Al margen de la obra, el comunicado pone el acento en otros dos aspectos: los retrasos de los plazos de ejecución y el sobrecoste de la obra. El primero de los aspectos lo tilda el Celta de «asunto especialmente hiriente», indicando que los plazos de ejecución de la grada fueron modificados «sin explicaciones en diversas ocasiones», acumulando un retraso que en la práctica ha provocado perjuicios a los aficionados y al club, poniendo como ejemplo la campaña de abonados de la temporada en curso, en donde no se dieron altas en Marcador «y con listas de espera e imposibilidad de elegir grada en muchos casos dada la advertencia del Concello de que la reforma comenzaría el pasado verano», precisando el Celta que «un año después no se ha movido absolutamente nada».
Es evidente que la reforma de Balaídos es asunto en el que nunca debió meterse el señor Alcalde-Presidente de la Corporación Municipal de Vigo. Ni sabe de estas cosas -por mucho que presuma de lo contrario- ni tenía, ni tiene condiciones para hacer una obra rápida, que responda -además- verdaderamente a las necesidades que tiene el club que usa el estadio. El resultado de lo que allí se está haciendo, tarde y mal, es el tener que enterrar más y más dinero público para construir algo que pudo haber sido bastante mejor que lo que se observa y lo que parece que por ahí vendrá.
El último desencanto viene dado por la explicación de los planes municipales para afrontar la construcción de la nueva grada de Marcador, que llevarán a estar practicamente dos temporadas sin poder usar aquella zona del estadio. El estadio de Balaídos se quedará así sin grada de Marcador durante 18 meses como mínimo... La previsión del Concello de Vigo, según desveló ayer Javier Pardo, el concejal de Fomento, es que la obra de la reforma se inicie en el mes de septiembre y finalice año y medio después. Sería el mes de febrero del año 2022, ya en la recta final de la campaña 21/22.
Durante ese tiempo tan considerable, los socios de la zona de Marcador deberán de ser alojados en otras zonas del estadio; este perderá durante dos temporadas notable aforo y el club vivirá en precario todo ese tiempo tan largo; situación que, luego, volverá a repetirse cuando el señor regidor tenga a bien ordenar la construcción de la grada de Gol.
Mientras tanto, la tensión entre el club y el alcalde es más que evidente. El cruce de duras acusaciones es moneda corriente. Y en algún caso, por boca del alcalde esta vez, se llega a la tontería de decir -sobre las protestas del Celta- que Mouriño le está haciendo la campaña electoral a Núñez Feijóo...
Vigo, así, ofrece una lamentable imagen, pero lo peor no es eso, sino que cuando la obra esté terminada al completo, podrá comprobarse que al margen el bonito envoltorio, el todo fachada que el estadio exhibirá, se podrán observar notables carencias, o evidencias de que se podía haber hecho algo mejor, más útil, más eficiente, más propio de un verdadero estadio de fútbol al servicio de los aficionados. Estas críticas, que el Celta reitera, no gustan a Caballero -Abel- pero, infelizmente, no dejan de ser verdades y evidencias que -en algunos casos se constatan ya- y en otros tal vez se puedan constatar a la vuelta de un par de años.
Ni que decir tiene que Caballero -Abel- convirtió en convidado de piedra al Celta en este asunto. No es muy normal que así haya sido. Pero no deja de ser su derecho, como alcalde, como representante de la propiedad municipal del estadio. Pero de ahí a pretender que Mouriño ni siquiera pueda hablar y decir que lo que se está construyendo deja mucho que desear, parece más bien propio de una dictadura...
En todo caso, ahora toca construir la nueva grada de Marcador según el Alcalde. Y unas obras que podían comenzar a fines de mayo, en cuanto terminase la temporada, resulta que no se pondrán en marcha hasta el mes de septiembre... Eso ya, para empezar.
El Celta ha denunciado que la «inmensa chapuza» de Balaídos acarrea un «sobrecoste millonario»,
arremetiendo de nuevo contra el Concello por la reforma que en septiembre comenzará de la grada de Marcador. El club sigue quejándose de los retrasos en los plazos de ejecución y acusando a los promotores de la obra de provocar un «millonario sobrecoste» en una obra de reforma del estadio de Balaídos que no estará finalizada según la entidad para el centenario del 2023.
Dentro de lo que califican «una propuesta estética nefasta», también denuncian que las gradas serán «completamente diferentes y asimétricas, con distintas estructuras y alturas», con dos apartados a tener en cuenta según la misiva. Por un lado la «solución totalmente insuficiente» en materia de movilidad, accesos y evacuación entre gradas y por otro el engarce de los graderíos que «se ha realizado sin un mínimo criterio estético y resulta simplemente horroroso».
El Celta pone, además, como ejemplo, que la reforma debía completarse acercando la grada a cuatro metros del terreno de juego como hizo el club con la reforma de Tribuna Baja «el único graderío nuevo, construido por el club y el único que colma las exigencias de comodidad y funcionalidad para abonados y aficionados», según pone de manifiesto la dirección céltica.
Al margen de la obra, el comunicado pone el acento en otros dos aspectos: los retrasos de los plazos de ejecución y el sobrecoste de la obra. El primero de los aspectos lo tilda el Celta de «asunto especialmente hiriente», indicando que los plazos de ejecución de la grada fueron modificados «sin explicaciones en diversas ocasiones», acumulando un retraso que en la práctica ha provocado perjuicios a los aficionados y al club, poniendo como ejemplo la campaña de abonados de la temporada en curso, en donde no se dieron altas en Marcador «y con listas de espera e imposibilidad de elegir grada en muchos casos dada la advertencia del Concello de que la reforma comenzaría el pasado verano», precisando el Celta que «un año después no se ha movido absolutamente nada».