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Portugal. Freitas do Amaral, el demócrata ejemplar que murió políticamente solo...

Europeista, demócrata de pies a cabeza, humanista... a los 78 años, víctima de un cáncer que le trajo a mal traer en los últimos años, falleció el gran político portugués Diogo Freitas do Amaral, considerado junto a Sá Carneiro, Mario Soares y Álvaro Cunhal, uno de los cuatro padres que la actual democracia portuguesa tuvo.
"Yo no he cambiado, son los partidos los que cambian su rumbo, los que giran, los que abandonan unos principios para vender otros a la ciudadanía...", decía un día en una entrevista Freitas do Amaral.
El fundador del CDS, partido que quería de centro y europeista, dejó un día de ser el referente de esa formación porque su partido había girado, se había hecho fundamentalista de derechas, con ciertos postulados radicales (como cuando cuestionaron el tratado de adhesión de Portugal a la CEE) que acabaron por disgustar a Freitas y hacerle frente a ello enarbolar la bandera de la libertad.
Llegó a ser ministro antes con el centro-derecha en el poder y ministro incluso después con un gobierno socialista (figurando como independiente). Llegó también a ser presidente de la Asamblea de las Naciones Unidas.
Profesor universitario de enorme brillantez, escritor, redactor de leyes importantes en el contexto actual de la Democracia portuguesa, pasó sus últimos años entre conferencias, libros de memorias políticas e incluso escribiendo una obra de teatro.
Queda su trayectoria muy notable, muy importante, sus libros, sus ensayos, sus alumnos que le recuerdan con afecto por su rigor y contrastada personalidad... pero la realidad es que murió solo políticamente, de ahí que la portada este viernes del diario "Público" sea la que mejor refleje el último tiempo de Diego Freitas do Amaral, con esa frase tan elocuente a pie de foto. Claro que... al profesor Freitas do Amaral poco le importaba eso; mucho más le importaba estar a bien con su conciencia política. Y a bien con ella siempre estuvo.
Hoy, en Portugal, se le rinde por casi todos homenaje. Más valdría que esos reconocimientos se los hubiesen dado en vida. Más hubiera valido...
EUGÉNIO EIROA



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